Dorado y Bayo, expedientados en la cárcel por su conducta violenta
Los ex guardias civiles Enrique Dorado Villalobos, Kike, y Felipe Bayo Leal han sido expedientados en la cárcel de Alcalá Meco por su conducta agresiva y violenta. Los dos ex agentes de Intxaurrondo, que se encuentran en prisión preventiva y procesados como presuntos autores materiales del secuestro, torturas y asesinatos de los etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, han mostrado un carácter conflictivo desde que ingresaron en el centro penitenciario y ya les han sido abiertos cuatro expedientes disciplinarios por desórdenes y desobediencia.El último de los altercados se produjo el pasado domingo, cuando agredieron a un funcionario de prisiones y tuvieron que ser reducidos por la fuerza porque se negaban a entrar en sus celdas.
Felipe Bayo tiene fama de violento y en ocasiones se ha hecho acreedor a ella. El pasado 20 de mayo, cuando el juez Gómez de Liaño le comunicó el ingreso en prisión y el auto de procesamiento, el ex cabo de la Guardia Civil y del Cesid organizó un altercado. Bayo insultó y agredió al abogado de Herri Batasuna Iñigo Iruin, que se había pronunciado en favor de su ingreso en prisión por considerar al ex agente como persona sin arraigo social o familiar.Intento de suicidio"Aquí huele a podrido", dijo entonces, "esto es una maniobra entre jueces y perros". Acto seguido, y antes de que fuera reducido, rompió el mástil de la bandera española que presidía la sala de vistas del Juzgado Central 1 de la Audiencia Nacional y destrozó contra el suelo la máquina de escribir en la que una funcionaria estaba redactando el acta de su comparecencia.
El juez Gómez de Liaño dedujo testimonio contra Bayo por si su comportamiento fuera constitutivo de delitos de agresión, desacato y daños.
Bayo protagonizó otro incidente en la prisión el pasado 4 de agosto cuando se cortó las venas con una cuchilla. Su letrado, Jorge Argote, afirmó que se trató de un intento de suicidio como resultado de la tortura moral a la que el ex agente está sometido en la prisión. Dorado, por su parte, se ha declarado enfermo psiquiátrico ante el juez para tratar de ingresar en el Hospital Psiquiátrico Penitenciario, lo que no le fue concedido.
Ambos se han quejado repetidas veces del trato recibido en prisión, ya que, según dicen, les niegan todas las peticiones que formulan, especialmente en lo referente a la atención psiquiátrica.
Los expedientes se encuentran en periodo de tramitación. Dorado y Bayo han presentado pliegos de descargo y la Junta de Régimen debe de reunirse para estudiar si impone una sanción de las contempladas en el artículo 233 del Reglamento Penitenciario. Las sanciones son acumulativas y pueden ser recurridas ante el juez de vigilancia penitenciaria.
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