Aznar ordena a sus ministros que salgan en defensa de Serra, aunque él guarda silencio
José María Aznar apoya a su ministro de Defensa, pero todavía no lo ha dicho en público. Ayer ordenó a sus ministros más relevantes que dieran la cara por el independiente Eduardo Serra, al que el diario El Mundo implica en un escándalo de comisiones ilegales. El presidente del Gobierno, que el lunes almorzó con Serra, ha abierto una ofensiva contra este acoso tras convencerse, según fuentes de La Moncloa, de que está siendo sometido a un pulso mediático desde un medio informativo que le apoyó cuando estaba en la oposición. Tras la decisión de Aznar saltaron a la palestra Francisco Álvarez Cascos, Rodrigo Rato y Mariano Rajoy. Todos expresaron su respaldo a Serra. El jefe del Ejecutivo, sin embargo, no abrió la boca.
A sólo cuatro meses de su constitución, el Gobierno del PP se ve sometido a su primer pulso mediático con una acusación de escándalo dirigida contra uno de sus ministros independientes, Eduardo Serra, que colaboró en la primera etapa del Ejecutivo socialista y que, además, ha desempeñado un papel decisivo en el rechazo a entregar los papeles del Cesid reclamados por los jueces. Aznar almorzó el lunes con Serra y le garantizó su total apoyo.Medios próximos a Aznar aseguran que el presidente se ha visto sorprendido por el reto que le ha dirigido un medio de comunicación que le apoyó en su carrera para desbancar a Felipe González. Una sorpresa teñida de contrariedad por lo que desde Presidencia se cree que será un acoso prolongado y duro.
Aznar, según las fuentes consultadas, está convencido de que está siendo sometido a una prueba y teme que, si cede a la presión para que dimita Serra, su Gobierno quedaría en manos de quienes han planteado el jaque al Ejecutivo. De ahí que haya echado toda la carne en el asador para apoyar al primer miembro de su Gabinete sometido a un cerco personal.
En La Moncloa se piensa que el blanco elegido para esa prueba ha estado muy bien estudiado. Serra es el ministro más vulnerable. Además de protagonizar la decisión más polémica del Gobierno -el rechazo a entregar los documentos secretos del Cesid- fue alto cargo en Gobiernos de UCD y del PSOE y carece del apoyo del partido en el poder por ser independiente. Esto último ha obligado a Aznar a redoblar su respaldo desde el Gobierno, aunque él aún no lo haya demostrado públicamente.
Así, frente al silencio generalizado del Ejecutivo el mismo día de la publicación del escándalo -sólo Jaime Mayor respaldó a Serra-, ayer abrieron fuego protector los ministros de mayor relieve, lo que hizo recordar inevitablemente situaciones de la última etapa del Gobierno socialista.
El vicepresidente primero y titular de la Presidencia, Francisco Álvarez Cascos, fue el más contundente al expresar su confianza en la palabra de Serra, que calificó de "muy firme": "No hay elementos de duda. Los que hacen las acusaciones tendrán que probarlas". Cascos recordó que "a Serra le nombró bajo su responsabilidad el presidente del Gobierno". Significaba así la importancia de esta decisión y que el presidente ya había sopesado los riesgos de la elección de Serra hace cuatro meses.
El también vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda, Rodrigo Rato, se unió al apoyo a Serra en unas declaraciones radiofónicas: "Estoy convencido de que dará explicaciones puntuales de todos estos asuntos. El señor Serra es una persona con una trayectoria política y personal transparente y, además, una persona que conoce bien las responsabilidades no sólo desde el punto de vista público, sino también- privado".
Serra, "satisfecho" por estas adhesiones, anunciaba ayer por la tarde, como insinuaba Rato, que comparecerá el día 18 ante el plenario del Grupo Parlamentario Popular para defenderse de las acusaciones de que pagó comisiones ilegales a Luis Roldán y a Gabriel Urralburu.
El ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, se sumó a esta solidaridad poniendo énfasis en la presunción de inocencia de su compañero. "Quiero creerle porque creo en la presunción de inocencia. No veo que tenga que demostrar que es inocente. Más bien tendrá que demostrarse que es culpable". Sólo hubo una excepción entre los populares: el diputado Luis Ramallo, que coincidió con IU y el PNV en que Serra debe irse.
Por contra, el Gobierno cuenta con una baza a su favor, de la que no dispuso el Ejecutivo de Felipe González cuando fue sometido a retos similares: el papel del primer partido de la oposición. Los socialistas han anunciado que no van a hacer sangre. Desde Nueva York, Joaquín Almunia, portavoz parlamentario, fue claro: "A Serra le persiguen, y le persiguen por una causa muy concreta: porque le consideran el responsable de que el Gobierno del PP no haya desclasificado los papeles del Cesid"..
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