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Plan de la industria láctea para destapar posibles fraudes en las marcas de leche

La Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), que aglutina a más del 50% de las empresas del sector, ha puesto en marcha, a iniciativa propia, un plan para controlar la calidad de las leches que se comercializan en España. Esta iniciativa ha sido adoptada ante la existencia de denuncias sobre irregularidades en el producto al consumo y en la venta de marcas a unos precios que no encajan con los costes mínimos de producción, transformación y comercialización.

La iniciativa de la Federación Nacional de Industrias Lácteas se está llevando a cabo a través de un laboratorio independiente que va a trabajar sobre un total de 130 marcas tanto nacionales como de importación. En principio, los datos que se obtengan serán secretos y sólo tendrán acceso el laboratorio que realiza las pruebas y la propia Federación de Industrias Lácteas.Una vez se obtengan los resultados de los análisis, los responsables de la Federación Nacional de Industrias Lácteas comunicarán los mismos a las empresas que estén incurriendo en posibles irregularidades respecto a la calidad del producto que ponen a la venta. Si estas irregularidades fueran graves en algunas marcas, se adoptarían o propondrían otras medidas para su eliminación del mercado.

El control sobre la calidad de los productos agroalimentarios corresponde a las respectivas consejerías de Sanidad o Consumo de las Comunidades Autónomas. Durante los últimos tiempos, han sido varias las marcas cuyos productos, especialmente leche líquida de larga duración (UHT), han sido bloqueados en su comercialización y, en otros casos, devueltos a su fabricante, como ha ocurrido con varias partidas que se habían enviado a Portugal.

Competencia autonómica

Ante la insuficiencia de las investigaciones de las comunidades autónomas, la Federación Nacional de Industrias Lácteas ha puesto en marcha esta medida con el fin de clarificar de una vez la actual situación de dudas que existe hacia la leche para que, quienes incurran en irregularidades, las paguen, dejando libres de sospecha al resto de las marcas.Actualmente, haciendo una media de los precios altos pagados a los ganaderos en invierno y las bajas cotizaciones de verano, sumados a los costes de transformación, industrialización y comercialización, el coste de un litro de leche no bajaría de las 80 pesetas.

Esta cifra podría ser inferior en el caso de algunas empresas que comercialicen gran cantidad de otros productos, como leches desnatadas, con un margen superior u otros productos derivados, sin incurrir la empresa globalmente en pérdidas.

Sin embargo, para las pequeñas o medianas empresas que tengan como eje la leche líquida, precios por debajo de esa cifra, según apuntan fuentes del sector y en medios sindicales, serían de dudosa elaboración con la posible utilización de leche regenerada, utilización de permeatos o incluso la eliminación de la grasa añadiendo al producto grasas vegetales.

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