Unas gotas de emoción
Si no sale el buen novillo de Guardiola con el que Juan Manuel Benítez dibujó unos bellos muletazos, el asunto hubiera sido más que grave. Pero ese momento de emoción no deja de ser una gota en un océano de aburrimiento.La afición ya no sabe qué hacer: si abandonar definitivamente y dedicar su vida al golf o tirarse al río. Hay quien piensa que sería mejor lo segundo, más barato y expeditivo.
Lo cierto es que la afición pasa un momento de grave atribulación. Desertó de la novillada y se dirigió en masa a disfrutar con un remodelado Sevilla FC. Pues pinchó el equipo y muchos quisieron tirarse al Guadalquivir para olvidar sus penas. Como la afición se fue al fútbol, en la Maestranza sólo había unos pocos extranjeros que aguantaron estoicos algunos de los momentos más aburridos del año.
Jaralta / Manuel, Niño de Leo, Benítez
Cinco novillos de Jaralta, mansos y bruscos, y 6º de Guardiola, noble, premiado con vuelta al ruedo.Alberto Manuel: silencio; aviso y silencio. Niño de Leo: silencio; aviso y silencio. Juan Manuel Benítez: ovación; dos orejas. Plaza de la Maestranza, 8 de septiembre. Menos de media entrada.
Cinco novillos salieron que derrocharon mansedumbre y brusquedad. Sólo el sexto, de Guardiola, embistió con franquía y permitió que Juan Manuel Benítez lo aprovechara con gusto y torería. Lo recibió con ajustadas verónicas y dibujó tandas de derechazos y naturales con armonía exquisita. El novillo era excelente, pero el novillero estuvo a la altura de su oponente.
Es una pena que no redondeara la buena faena a la hora de matar, pero el presidente compensó el error con las dos orejas y la vuelta al ruedo del novillo; ambas decisiones, exageradas.
Alberto Manuel sólo pudo demostrar valentía y dominio de la técnica. Niño de Leo estuvo voluntarioso con los novillos más mansos..
Babelia
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