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Iberia abre la via para la privatízación tras entrar en beneficios consolidados en julio

Miguel Ángel Noceda

El grupo aéreo Iberia entró el pasado mes de julio en beneficios consolidados (3.204 millones de pesetas) y espera acabar el ejercicio por encima de los 1.000 millones, según desveló ayer su nuevo presidente, Xabier de Irala. Ello permite, a juicio de De Irala, poner de largo a la compañía e iniciar el proceso de privatización. De momento, el nuevo responsable de Iberia no sabe cuál es la mejor opción, pero reconoce que hace falta apoyo financiero, y que eso hace "aconsejable" la formación de un núcleo duro de accionistas que garanticen su futuro y su fortaleza para negociar.

"Iberia, que lleva tiempo haciendo ímprobos esfuerzos defensivos, está en condiciones, a partir de ahora, de desarrollar una política ofensiva que nos lleve, junto con la política de alianzas en marcha, a formar parte de uno de los grandes grupos de transporte aéreo que se están configuranmdo en estos días". Este párrafo, que forma parte de la carta que De Irala ha enviado a toda la plantilla del grupo y presentada a la prensa, desvela a las claras las intenciones del nuevo presidente de Iberia tras la consolidación de los resultados positivos. este año. Hecho que no ocurría desde 1989, año tras el cual la entidad ha ido acumulando pérdidas, lo que le obligó a un severo plan de ajuste (reducción de 3.500 empleos y recorte de gastos) y a ampliar capital en 120.000 millones (quedan por desembolsar 30.000).Los 3.204 millones ganados por el grupo hasta julio se deben, según el presidente, a los mayores ingresos (crecimiento del 3% para alcanzar los 270.000 millones) y la contención del gasto (aumento del 1%). De Irala subrayó el esfuerzo realizado y reconoció la labor de gestión de su antecesor, Juan Sáez, ya que él se incorporó al cargo precisamente durante el mes de julio. En el mismo periodo del año pasado Iberia perdió 14.000 millones.

La entrada en beneficios -han aumentado en agosto- no es, además, coyuntural, según las previsiones de la compañía, que espera, tal como se recogía en el plan de viabilidad, acabar el, ejercicio con unos resultados por encima de los 1.000 millones.De Irala cree, ante eso, llegado el momento para empezar a pensar en la privatización. Lo que no está claro es cuál o cuáles son los novios que más le gustan. Lo primero, tras asegurar la rentabilidad, es cotejar las diversas opciones de acuerdo a una serie de parámetros que garanticen el futuro de Iberia: "Consolidar nuestra presencia en Europa y Latinoamérica y cubrir las deficiencias en Asia y Norteamérica".

Esta premisa va a obligar a que la privatización vaya ligada a la búsqueda de alianzas comerciales previas. En ese sentido, De Irala manifestó que "una alianza permitiría crecer, mejorar la rentabilidad y ayudar al proceso de privatización". Reconoció que existen contactos avanzados que pueden cristalizar en los próximos meses. La privatización, en cualquier caso, no pasaría del 25% en una primera fase.

De Irala reseñó que, a su juicio, es "aconsejable" formar un núcleo duro de accionistas, "al menos en una etapa inicial", aunque prefirió no dar nombres y se limitó a decir que le interesan grupos que garanticen la fortaleza de Ibería. Subrayó que necesita apoyo financiero y que éste podría venir con la formación de un núcleo duro de capital español. También destacó que Iberia puede dar entrada a grupos externos o vender el handling (mantenirniento y asistencia en aeropuerto), área en la que se va a producir mucha competencia.

En la carta enviada a los empleados, De Irala, pide el apoyo de los trabajadores: "A partir de este momento, Iberia va a necesitar no sólo la colaboración de todos -como la han prestado hasta ahora- sino el empuje entusiasta de cuanto estamos aquí porque tenemos toda la confianza puesta en un proyecto realista e ilusionante". También anuncia que hay que seguir buscando mejoras de productividad. Sin decirlo en ningún momento, el nuevo presidente deja entrever que será necesario mantener la contención de salarios en aras de la mejora de la productividad y el futuro de la compañía.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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