Aznar pide a México que impida la creación de una infraestructura de ETA

Al nuevo Gobierno no le preocupa tanto obtener extradiciones de etarras en Latinoamérica como evitar que monten una infraestructura de apoyo a la banda armada en los países donde residen. El presidente, José María Aznar, hizo hincapié ayer en la necesidad de abortar este riesgo ejerciendo un mayor control sobre la colonia de simpatizantes de ETA en México, con cuyo presidente, Ernesto Zedillo, se entrevistó y cenó anoche. México es la segunda y última etapa de la primera visita de Aznar a este continente desde que llegó al poder.

En México residen entre 150 y 200 vascos afines a ETA, según fuentes del Ministerio del Interior español, pero sólo se han solicitado cinco extradiciones. A diferencia de la República Dominicana, la anterior etapa de su viaje, Aznar sí desea obtener la entrega de algunos etarras que tienen causas pendientes en España, porque en ningún momento podrían ser interlocutores del Gobierno en una hipotética negociación con la banda armada. A Eugenio Etxebeste, Antxon, deportado en Santo Domingo, sí se le considera, en cambio, un posible representante de ETA en un eventual diálogo.La colonia etarra en México se divide, a grandes rasgos, en tres grupos. El primero lleva tiempo en el país, donde ha echado raíces y, si comulga aún con la organización terrorista, no desarrolla actividad. El segundo grupo está formado por militantes que han llegado más recientemente y se muestran más activos. Hay, por último, un puñado de ilegales que viven en la clandestinidad y que, si caen en manos de la policía, podrían ser expulsados.

Todos intentan, con mayor o menor grado de compromiso, ir organizando una infraestructura de acogida y financiación de la banda armada, como sucedió en su día, a menor escala, en Uruguay en torno a un célebre restaurante. Eso es lo que el jefe del Gobierno español pidió a su anfitrión mexicano que impida.

Además de entrevistarse con Zedillo, Aznar pronunció dos discursos en la capital federal, el primero sobre el enfoque español de las cumbres iberoamericanas, que reúnen anualmente a los líderes que América Latina, España y Portugal, y el segundo, ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, sobre México y la UE.

Nuevos matices

Las ideas expuestas por el jefe del Ejecutivo coinciden plenamente con las del anterior Gobierno socialista, aunque algunos diplomáticos resaltaron un importante matiz: tiene menos pudor a la hora de hacer hincapié en el papel de España en el acercamiento entre Europa y América Latina y es más exigente recordando a los latinoamericanos que deben también financiar los programas de cooperación aprobados en las cumbres.Recordó Aznar que desde su inicio, en el año 1990, las cumbres han puesto en marcha seis programas de cooperación, que enumeró, y en los que resaltó la abrumadora aportación española. "Creo que a partir de ahora debemos asumir los costes conjuntamente", subrayó. Hay que "avanzar en la cofinanciación por todos los países participantes en las cumbres", insistió. Un logro mayor aún sería que los países participaran "ofreciendo becas y poniendo a disposición del programa sus centros de excelencia".

El jefe del Ejecutivo español mencionó también de forma bastante detallada las gestionas hechas hasta ahora por España para lograr que se aprobase el mandato, en junio pasado, de negociación de un acuerdo de asociación entre México y la UE que, en la práctica, cuando esté concluido, instaurará una zona de libre comercio industrial y de servicios, pero que no incluirá al sector de la agricultura.

"Quisiera señalar que, en todo lo que respecta a las relaciones de México con la Unión Europea, se debe tener presente el papel que España juega en defensa de lberoamérica", recalcó Aznar. "España se hizo portavoz, en el seno del Consejo de Ministros de la UE, de la posición mexicana", agregó después.