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El PP retira la confianza a su lider en Castilla-La Mancha y busca candidato para vencer a Bono

Javier Casqueiro

Castila-La Mancha, el feudo del socialista sé Bono, es el nuevo objetivo de la dirección nacional del Partido Popular. Y el actual presidente regional del partido, José Manuel Molina, no es el candidato para la elección en el cargo, que ocupa desde 1989. e han retirado la confianza. En el PP buscan su relevo y un cabeza de lista para las próximas elecciones autonómicas. La renovación se abordará en el congreso de finales de septiembre. A Molina le cuestionan tanto os malos resultados en las urnas frente a Bono como muchas de sus declaraciones y comportamientos.

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Los 18 congresos regionales del PP, que están convocados para la última semana de este mes y la primera de octubre, están marcados por una intención general de continuidad desde la dirección nacional del partido, con sonadas excepciones. En el partido razonan que la renovación preconizada en su día por el equipo de José María Aznar ya se ha producido y sólo quedan por resolver "problemas coyunturales". Esos "ajustes", que serán complejos, se sitúan en Cataluña, Baleares y, según ha podido saber este periódico, Castilla-La Mancha.En las dos primeras comunidades sus respectivos líderes autonómicos, Aleix Vidal-Quadras y Gabriel Cañellas, han perdido ya oficialmente la confianza de la dirección del partido, y su sustitución lleva meses acarreando fuertes polémicas aún sin resolver.

El caso de Castilla-La Mancha es distinto. El presidente del PP en esta región, José Manuel Molina, empezó bien. Accedió a ese puesto en diciembre de 1989 amparado precisamente por el equipo de Aznar que tomó las riendas de Génova, 13 (sede del partido, en Madrid) tras la caída de Antonio Hernández Mancha. Pero pese a sus buenas relaciones con Aznar y con el presidente de Castilla y León, Juan José Lucas, su futuro ahora está en el alero.

En la dirección del PP consideran que Castilla-La Mancha debía ser, en principio, una zona propicia electoralmente para esta formación. Los resultados, sin embargo, no han acompañado totalmente a las candidaturas encabezadas por Molina. Los populares han conseguido recortar diferencias paulatinamente con respecto al PSOE, pero sólo en las generales del pasado mes de marzo lograron superar por primera vez a los socialistas. En las últimas autonómicas, en mayo de 1995, les cayó encima un buen jarro de agua fría. Pensaban incluso que las fuerzas de Molina y Bono estaban tan igualadas que podría ganar cualquiera. Bono demostró luego su tirón personal y mantuvo, por poco, la mayoría absoluta.

En los puestos de mando de Génova, 13 no gustan tampoco muchas de las declaraciones de Molina ni convence el tono de su discurso político. Molina, por ejemplo, arremetió agriamente contra Bono en la última campaña autonómica por favorecer éste el arranque de cepas de vides y tuvo que explicar más tarde tras recordárselo el ex ministro Luis Atienza- que su familia se había visto beneficiada con una subvención de la Unión Europea por importe de 12 millones de pesetas por arrancar, precisamente, 25.000 cepas de vid en una finca de 25 hectáreas para cultivar en su lugar cabezas de ajos. Molina también se dejó ganar por la mano una actitud ultrarreivindicativa de Bono hacia el Gobierno central en asuntos tan polémicos como el campo de tiro de Cabañeros, la oposición al paso de la autovía de Valencia por las Hoces del Cabriel o a los trasvases de agua.

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En el PP admiten que Bono es un dífícil rival a batir, y se plantean ya sin ninguna duda que otro perfil político distinto del de Molina podría ayudar a eliminar al fin esa frustrante distancia con el PSOE. Fuentes solventes apuestan por Luis de Grandes, actual portavoz del PP en el Congreso de los Diputados y diputado por Guadalajara. Su sorprendente designación por parte de Aznar para el puesto de portavoz en el Congreso de los Diputados lo sitúan como favorito. Pero en el PP niegan que haya aún sustituto.

Luis de Grandes, sin embargo, no podría compatibilizar el Congreso con la presidencia regional del PP. Esa responsabilidad debería recaer en otro dirigente y la cúpula del partido está sondeando las posibilidades en el actual entorno del propio José Manuel Molina.

En el PP esperan cubrir el expediente de sus próximos congresos regionales sin más sobresaltos que éstos. En Castilla-La Mancha es cuestión, fundamentalmente, de falta de votos y de liderazgo. En Cataluña se pretende que quien sea el elegido para sustituir a Aleix Vidal-Quadras aporte la imprescindible paz a las difíciles relaciones con los nacionalistas. En Baleares el objetivo es que el nuevo líder haga olvidar definitivamente a Gabriel Cañellas y reconcilie a los diferentes sectores del partido. En Cataluña, además, se postula un nuevo modelo de partido. Las particulares relaciones a mantener en los próximos años con CiU han forzado a los populares a rebajar su nivel de oposición en el Parlamento autonómico. Ahora intentarían que su voz se escuche en los ámbitos municipales, donde tienen menos limitaciones para plantear un estilo propio. Para ese cometido el mejor colocado es Alberto Fernández, portavoz en el Ayuntamiento de Barcelona.

Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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