La férrea polémica del museo menguante
Renfe reduce los fondos de su museo y selecciona piezas de interés cultural
Una grúa de vapor ha levantado la polémica 90 años después de su construcción. Procede del Museo del Ferrocarril, de la estación de Delicias, y ha acabado en Santa Catalina, estación de mercancías situada a unos tres kilómetros al sur de la de Atocha. En su exilio le acompañaban otras piezas, de las cuales unas quince ya han sido desguazadas. La grúa está esperando su declaración de Bien de Interés Cultural [BIC] solicitado a la Comunidad de Madrid por la Asociación de Amigos del Museo del Ferrocarril el pasado 29 de abril.La Fundación de los Ferrocarriles Españoles (un organismo de Renfe del que dependen varias direcciones y, entre ellas, la Dirección de Museos), en una nota dirigida a un periódico el 24 de julio y firmada por Carlos Zapatero Ponte, su director gerente, reconoce que la grúa se encuentra "pendiente de informe por parte del museo a la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid" y que "ha sido el propio museo quien paraliza el proceso de desguace de dicha pieza". El director del museo, Rafael Ruiz Sanchidrián, asegura que si recibe la valoración de BIC la restituirá a Delicias.
Para apoyar la calificación, Juanjo Olaizola Elordi, director del Museo Vasco del Ferrocarril, se dirigió el 24 de julio a Patrimonio de la Comunidad de Madrid. En su comunicado daba "dos razones por las que no se debería desguazar dicha grúa: parece poco responsable proceder al desguace de ninguna máquina accionada por vapor"; además, "la colección permanente de Madrid carece de grúas móviles". Unos días antes Olaizola había sido protagonista de otro hecho que también expuso en su comunicación. La llamada en que un chatarrero ofrecía, a través del teléfono, ocho piezas "de valor histórico", entre ellas la grúa, por la que pedía un millón de pesetas. El director vasco se hizo reiterar la proposición por fax: en éste aparecía la lista de piezas con el membrete de la empresa chatarrera Dema, SL. Y el número desde el que se enviaba era el de Emfesa, la empresa filial de Renfe encargada de enajenar el material ferroviario. Un responsable del Museo del Ferrocarril explicó así el hecho: Dema y Emfesa están radicadas en Aranjuez y la última permitió a la chatarrera usar el fax.
La nota de la Fundación de los Ferrocarriles señala: "Emfesa no ha enviado ningún comunicado a entidades o instituciones ofreciendo el material. Se ha limitado a realizar un concurso público para el achatarramiento del mismo". Y añade: "Dema no puede ni debe ofrecer, ninguna pieza del lote ya que no se trata de la empresa adjudicataria del concurso y el material debía de ser desguazado in situ".
La fundación explica en la misma carta: "A principios de 1995 se constituyó una comisión de expertos para la valoración de las piezas situadas en la estación de Delicias y su entorno"; en ella hay "representantes de Cultura de la Comunidad de Madrid, Renfe, Ministerio de Cultura y periodistas expertos". También señala: "Esta comisión determinó la colección del Museo de Ferrocarril, 47 piezas" (número que, según Ruiz Sanchidrián, resulta, de sumar las 33 que no han salido de Delicias con las 14 que han retornado de Santa Catalina y se alojan en un andén recién construido en el exterior de la nave). Para ellas la fundación solicitó la declaración de BIC el 20 de febrero de 1996. "En Delicias", afirma Carlos Zapatero, no cabe ninguna pieza más".
Los 17 miembros de la comisión evaluaron las 56 piezas que se encontraban en la estación de mercancías. El director del museo participaba con voz pero sin voto, y puso la condición de que las decisiones "no fueran vinculantes", porque "si no me encontraría con las manos atadas", afirma. La comisión valoraba fundamentalmente tres aspectos: el interés histórico, el técnico y la singularidad. Las piezas habían sido trasladadas a Santa Catalina en una operación que usaba las grúas del AVE para superar las vías que cortó el Pasillo Verde. Todas ellas se encontraban abandonadas en el exterior de los límites del museo.
Las 14 piezas con mejores notas fueron conducidas de nuevo a Delicias. El resto se ofreció, entre julio y agosto del año pasado, a museos ferroviarios, instituciones culturales y ayuntamientos que, según Ruiz Sanchidrián, las habían solicitado. Las condiciones de la oferta eran: la propiedad de la pieza continuaba siendo del museo de Madrid y el destinatario de la cesión se comprometía a restaurarla y exponerla en buenas condiciones. El transporte (un gasto cercano al millón de pesetas) corría a cargo del receptor. Con estas premisas, el museo vasco rechazó un automotor que había cubierto el trayecto Bilbao-Portugalete y llegó a exponerse en la nave de Delicias. El director, Juanjo Olaizola, explica: "Si lo restaurábamos queríamos tenerlo en propiedad" ya que cifra su reacondicionamiento en 10 o 15 millones de pesetas. También hubo respuestas positivas, como las de los ayuntamientos de Las Rozas y Arcos de Jalón.
Rafael Ruiz Sanchidrián lamenta: "Todo fue hace un año y lo sacan ahora". Además señala que "el museo no tiene potestad sobre las piezas no incluidas en las 47, para las que se ha pedido la declaración de BIC", su propiedad es de Renfe. Y piensa que la polémica tiene el único fin de "atacar" a esta institución. Cuando aún no era director y sí lo era Carlos Zapatero [26 de enero de 1995], la Fundación los Ferrocarriles Españoles difundió un comunicado anunciando la creación de la comisión. En él se señalaba que las "piezas con menor valor y de construcción más reciente" se trasladarían "a un lugar seguro y protegido" para garantizar "al máximo sus condiciones de conservación".
A mediados de agosto, unas 15 piezas del mismo lote que la grúa de vapor fueron desguazadas, según denuncia Carlos Teixidor, presidente de la Asociación de Amigos del Museo Nacional Ferroviario. De ellas, dos vagones tenían un ocho y otro un siete de interés histórico, de acuerdo a la evaluación de la comisión. Todas eran de los fondos fundacionales del museo, todas estaban inventariadas. Del grupo que rodeaba a la grúa sólo queda entero el TAF 595-041, porque debe desguazarse aparte, ya que "tiene piezas de amianto", dice Ruiz. Posee, sobre 10, las mejores notas: 9 en interés histórico, 8 en técnico y 7 en singularidad.
La protagonista
La grúa de vapor, para la que se solicita la declaración de Bien de Interés Cultural, que la salvaría del desguace, fue fabricada en 1906 por "Henry J. Coles, engineer. Derby", según consta en una placa. Procede, por tanto, del Reino Unido y pertenecía a la antigua compañía ferroviaria MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante), con el número 417, datos ambos que constan en la matrícula que permite su identificación. La caldera vertical que permitía su trabajo le servía también para moverse. Juanjo Olaizola, director del Museo Vasco del Ferrocarril, afirma de la pieza: "Son muy escasas; antes de desguazar hay muchas alternativas". La grúa formaba parte del paquete que le ofreció la empresa chatarrera Dema, y sólo ella valía un millón de pesetas a juicio del ofertante.Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril Asturiano, no tiene "constancia oficial" de que le hayan ofrecido ninguna pieza. Considera a la grúa "un vehículo muy interesante por fecha de construcción y por la procedencia inglesa". "Más ésta que viene de la compañía MZA", añade. Ambos directores no tenían posibilidad de quedarse la máquina: el material expuesto en los museos debe pertenecer a sus respectivas comunidades autónomas.
En mayo de 1991 se la sacó del recinto exterior del Museo de Delicias a las vías situadas fuera de las vallas y la protección del mismo. Para su último traslado, a la estación de Santa Catalina, la grúa tuvo que tumbar su pluma. Hoy la apoya directamente sobre el suelo a la espera de una decisión.
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