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Rafsanyani se prepara para un tercer mandato presidencial en Irán

ENVIADO ESPECIAL, Una sorda pero feroz lucha de facciones se libra estos días en el interior del régimen iraní. Derrotado en las elecciones legislativas de la primavera, los partidarios del presidente Alí Akbar Hachemi Rafsanyani -llamados tecnócratas o moderados- se niegan a dar la razón a esa mayoría de analistas que les dan por muertos políticamente. Con motivo de la llamada Semana del Gobierno, no sólo hacen una propaganda más o menos exagerada de sus logros en construcción de infraestructuras y reactivación económica, sino que sugieren la posibilidad de una nueva candidatura de Rafsanyani.

Pese a que el segundo mandato presidencial de cuatro años de Rafsanyani expira en julio de 1997 y la Constitución de la república islámica no le autoriza a volver a presentarse, algunos de sus partidarios proponen la celebración de un referéndum que reforme ese aspecto concreto de la Carta Magna. Con el argumento de que Irán no debe privarse de un hombre de "tanta experiencia", afirman que al hoyatoleslam Rafsanyani se le debe dar la posibilidad de un tercer mandato. En paralelo, los medios de comunicación oficiales cubren las actividades de Rafsanyani con una intensidad desconocida.

Las tres facciones

Incluso en vida del imam Jomeini, el régimen islámico iraní nunca ha sido monolítico. Sus facciones pueden sintetizarse en tres: los radicales de Motashemi y Karrubi; los conservadores dirigidos por el presidente del Parlamento, Alí Akbar Nateg-Nuri, y los tecnócratas de Rafsanyani y el alcalde de Teherán, Gholam Hussein Karbachi.Combinando integrismo, izquierdismo y tercermundismo, los radicales defienden una economía estatalizada, un gran proteccionismo social y una furibunda militancia antioccidental.

Los conservadores insisten en la estricta aplicación en la vida cotidiana de los valores morales del islam shií. En cuanto a los partidarios de Rafsanyani, se caracterizan por desear una liberalización de la economía y una apertura a Occidente.

Conservadores y tecnócratas -los radicales están en clara minoría- disputaron una dura batalla en las elecciones de marzo y abril. Apoyados por el guía de la revolución o sucesor oficial de Jomeini, el ayatolá Alí Jamenei, los conservadores obtuvieron la mayoría de los escaños y la presidencia del Parlamento. Desde entonces han acentuado su de nuncia de la "relajación de costumbres" que, afirman, ha caracterizado el mandato de Rafsanyani. La poderosa Asociación del Clérigo Combatiente ya ha comenzado la campaña a favor de la candidatura de Nateg-Nuri a la jefatura del Estado, y la mayoría de los analistas en Teherán cree que el líder de los conservadores y presidente del Parlamento tiene muchas posibilidades de convertirse en el sucesor de Rafsanyani. Pero, a tenor de su actual contraofensiva, los seguido res de este último no creen que todo esté perdido.

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