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El Cristo de los cosacos

La banda de la Armada rusa participa por primera vez en una procesión en España

"No sé qué pinta un puñado de rusos tocando en una procesión". Antonio de Blas de 42 años, era uno de los escépticos que se habían congregado en la plaza de la Constitución de San Sebastián de los Reyes (58.000 habitantes) para escuchar la actuación de la banda de música de la Armada rusa previa a su participación, por primera vez en España, en la procesión del Cristo de los Remedios, principal acto religioso de las fiestas locales."¿Pero éstos no son rusos?", comentaba Marta Díaz, de 24 años, "pues a mí me parece que están tocando algo yanqui". Y es que la banda decidió empezar el ensayo con la música que acompaña indefectiblemente la llegada del tren del presidente estadounidense Bill Clinton en su campaña electoral y que se escucha en casi todos los informativos. La guerra fría es ya un recuerdo lejano. Diez minutos después, cuando la banda había interpretado tan sólo dos piezas, el desconfiado Antonio aplaudía a rabiar a los 40 rubicundos muchachotes que ataviados con el uniforme de la Marina rusa hacían las delicias del público. Cuando acabaron, tras ligar sin pestañear la obertura de la ópera Guillermo Tell con La canción del toreador de Carmen y un pasodoble con algunas marchas rusas, Antonio era ya su principal admirador. "Eso lo hace la disciplina, sin disciplina no se va a ninguna parte", aplaudía entusiasmado. Pero aún quedaba la prueba de fuego.

Durante toda la mañana habían realizado pasacalles en los que habían desplegado sus rítmicos y sincopados movimientos, que despertaron la admiración del equipo de, gobierno local, lo que llevó a su contratación, pero a las nueve y media de la noche tenían que, acompañar a, la procesión. "Son una de las mejores bandas del mundo y desde luego no van a desentonar", explicaba Angel Requena, alcalde del municipio.

Con la música no hubo problema, porque se les enviaron las partituras hace un mes. El principal escollo era el paso ."Nunca han marchado en una procesión y a lo mejor no saben llevar bien el ritmo", afirmaba uno de los responsables de la organización. Los miembros de la corporación temieron lo peor cuando, ataviados con sus mejores galas, hubieron de seguir casi a paso de legionario a los músicos rusos los 200 metros que separan el Ayuntamiento de la iglesia. Pero la sangre no llegó al río. Los músicos moderaron su caminar y se acompasaron al ritmo procesional que marcaba la banda local.

Pero los hay que, pese a todo, hacen patria. "Yo no digo que no sean buenos, porque tocan muy bien, pero hay muchas bandas españolas que están en paro", protestaba tenuemente la portavoz del PP en la corporación, Josefa Aguado. Con todo, muy pocos dudan que estos marinos llegados de San Petersburgo se han ganado sus 600.000 pesetas de caché.

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