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La policía belga sabía que Dutroux preparaba el secuestro de niñas

El caso del secuestro y asesinato de niñas en Bélgica crece cada día con nuevas revelaciones sobre los errores cometidos en su investigación y corre el riesgo de convertirse en un escándalo político mayúsculo. El ministro de Justicia, Stefaan de Clerck, confirmó ayer la autenticidad de los documentos publicados por la prensa esta semana que aseguraban que la policía estaba enterada a finales de 1993 de que Marc Dutroux, el ex electricista de 39 años en una de cuyas casas se encontraron los cadáveres de las niñas de ocho años Julie Lejeune y Melissa Russo, estaba construyendo celdas en una de sus viviendas para mantener secuestradas a las menores antes de venderlas en el extranjero.Al parecer, según se justificó el ministro, esta información no fue comunicada a los agentes que en 1995 investigaban la desaparición de Julie y Melissa. De Clerck también confirmó que ese año, y durante el registro de una de las casas de Dutroux, los agentes oyeron gritos de niños, pero concluyeron que procedían de unos que jugaban en los alrededores.

Este cúmulo de errores policiales y fallos en la investigación llevó ayer a la activista en la lucha contra la pornografía infantil, Marie France Botte, a preguntarse si los traficantes de niñas no disfrutaban de "algún tipo de protección del aparato policial y judicial". Idéntica pregunta se hacían los diarios Le Soir y La Libre Belgique, que no descartaban que Dutroux tuviera contactos de alto nivel con algún tipo de instancia oficial. Por su parte, el líder del partido liberal francófono PRL, Louis Michel, afirmó que "cada vez es más evidente que una red de corrupción de menores se ha establecido en el país".

Once casas registradas

Mientras tanto, la policía continuó ayer excavando en una de las seis casas propiedad de Dutroux en el sur del país por si aparecen más restos humanos. Hasta el momento, los agentes han registrado un total de 11 viviendas y se ha incautado de videos y revistas de pornografía infantil, así como ropas de niños y armas.El diario Le Dernière Heure informó que Dutroux poseía también una casa en la República Dominicana y que éste despertó la extrañeza de los reclusos por la cantidad de dinero que manejaba en la prisión en la que estuvo encerrado en 1995 por un delito de robo de coches, pese a que sus ingresos mensuales reconocidos rondaban las 170.000 pesetas.

Por otra parte, la policía belga continúa la búsqueda de las jóvenes An Marchal y Eefje Lambrecks, secuestradas en agosto del año pasado por Dutroux, y algunos agentes han viajado a Eslovaquia, país que fue visitado en varias ocasiones por Dutroux en 1995, ante la sospecha que de ambas chicas fueron vendidas allí a una red de trata de blancas.

Ayer fue detenido el sexto implicado en la red pederasta que encabeza Dutroux. Se trata del belga Claude Thiraut.

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