_
_
_
_
Reportaje:

Vivir de prestado en un mar de petróleo

Los trabajadores de la ciudad siberiana de Noyabrsk no han cobrado todavía el salario de marzo

Pilar Bonet

Los habitantes de Noyabrsk, una ciudad de la tundra siberiana nacida hace 15 años, tienen todo lo necesario para vivir mejor que nadie en Rusia: más de 60.000 kilómetros cuadrados de petróleo y gas a su alrededor, una Administración municipal eficaz, una de las empresas de extracción de crudo más codiciadas del Estado, un espíritu emprendedor y una edad media de 26 años. Noyabrsk, donde residen unas 100.000 personas, fue fundada para albergar a los trabajadores de la empresa Noyabrskneftegaz (NNG) al iniciarse la explotación de los yacimientos del norte de Siberia y llegó a la economía de mercado con una red de servicios sociales, que sus dirigentes de hoy -los mismos de la época comunista- han tratado de conservar y aumentar.Procedentes de la parte europea de Rusia y también de Ucrania y Bielorrusia, los habitantes de Noyabrsk sufrieron penurias múltiples hasta que su pueblucho, en el distrito de Yamalo-Nenetski, a más de 2.500 kilómetros de Moscú, fue calificado como ciudad en 1982. En aquel colectivismo pionero se inició la carrera de Víktor Gorodílov uno de los generales del petróleo ruso que, como director de NNG y presidente de Sibneft (Compañía Petrolera de Siberia), viaja hoy entre Noyabrsk, Omsk (Siberia Occidental) y Moscú en su avioneta Gulf Stream.

Al desmotonarse la URSS en 1991, Noyabrsk no había recibido aún la estatua de Lenin de rigor en las urbes soviéticas. Con la liberalización económica llegaron las fresas de Holanda, los cocos de África, los productos lácteos franceses y los mejores licores del mundo. La ciudad supo invertir en cultura. A las fiestas acudían los mejores artistas del pop ruso, y la fábrica de costura local recibía al famoso modista moscovita Slava Zaitsev. Aparecieron los restaurantes, y también un banco con un búnker donde los nuevos rusos guardan sus acciones y sus joyas.

Aquella prosperidad, sin embargo, fue estrangulada por la desgracia que hoy afecta por igual a las empresas arruinadas del sector militar, a las deficitarias minas de carbón y a las compañías que dan a Rusia sus principales ingresos: los trabajadores dejaron de percibir sus sueldos y, tras varios meses sin cobrar, nadie sabe ya si los principales culpables son las empresas, que dejaron de pagar impuestos, o el Estado, que dejó de cumplir sus obligaciones. Siguiendo el modelo paternalista soviético, la NNG tiene más de 50 departamentos -desde compañías de perforación a exploración geológica, pasando por granjas, servicio de guardaespaldas, de construcción y de cornercio- Al pie de la torre de perforación, Alexéi, un especialista con casi dos décadas de experiencia, se queja de no cobrar su sueldo de 4,4 millones de rubios desde abril. En teoría, podría acudir a los tribunales, pero los trabajadores con los que habló esta corresponsal descartaban esta vía para resolver el problema. La NNG reduce lentamente su plantilla, que hoy consta de unas 30.000 personas, y las primeras víctimas del paro comercian a la intemperie en el rastro local. La enseñanza, incluida la equitación en un club de cosacos, y el transporte público siguen siendo gratuitos en Noyabrsk, pero la. Administración local ha eliminado las subvenciones de los medicamentos, del pan y de la leche.

Natalia Bízena, la jefa del departamento de finanzas de la NNG, achaca la situación al descenso de la extracción de crudo (9,3 millones de toneladas en la primera mitad de 1996 frente a 10,4 millones en el mismo periodo de 1995), a los impuestos que se llevan el 55% de la producción, a las restricciones exportadoras y a la saturación del mercado interior ruso.

Para evitar la tensión social, el presupuesto municipal asume deudas ajenas. A principios de agosto, los funcionarios no han acabado de cobrar la nómina de marzo, y la vicealcalde Valentina Norchak, la presidenta del Comité de Finanzas, está al borde del ataque de nervios.

Mientras en Noyabrsk no hay dinero, en Moscú los grupos financieros más poderosos de Rusia litigan por el paquete de acciones del Estado en Sibneft, de la que Noyabrsk es la única fuente de materias primas. Hasta la NNG llegan los ecos del escándalo de la empresa Balkartrading, que provocó la detención del fiscal general de Rusia, Alexéi lliushenko. Balkartrading hacía de intermediaria entre el Gobierno ruso y las compañías petroleras, que como NNF pagan sus impuestos en crudo. En julio pasado, la NNG todavía suministraba petróleo a Balkartrading.

Sobre la NNG planea además el escándalo de las privatizaciones como depósito, una operación por medio de la cual el Estado ruso cedió temporalmente su paquete de control sobre diversas empresas a cambio de créditos. En el caso de Sibneft, la Compañía Petrolera-Financiera y el Banco Stolichni se hicieron con el 5 I% de sus acciones por 100,3 millones de dólares (unos 12.500 millones de pesetas). En septiembre, el Ministerio de las Privatizaciones debe decidir si recupera las acciones, si las vende a otro postor o prolonga el depósito. En Noyabrsk, el control deja indiferentes a los obreros: "Nos da igual quién sea el propietario, con tal de que paguen los salarios", exclama uno de ellos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_