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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mijail Baryshnikov recrea en Santander el genio americano de Jose Limón

El bailarín actúa en el festival con su grupo, White Oak Dance Project

Javier Sampedro

Chaconne, una coreografía del mítico bailarín estadounidense de origen mexicano José Limón, ha conquistado por primera vez suelo europeo gracias a Mijail Baryshnikov, que se presentó el jueves en el Festival de Santander. Baryshnikov intrigó y entusiasmó al público con su naturalidad sincrética, en la que conviven las luces del barroco con las de Broadway, ecos de la polea y de la bulería, de la austeridad y del arrojo.

Dos piezas antes de interpretar la Chaconne, y ante las 1.600 personas que abarrotaban el Palacio de Festivales santanderino, Baryshnikov apareció ante el público solo, quieto, su traje negro confundiéndose con el suelo y el fondo del escenario. Segundos después, las primeras notas de un preludio de Shostakovich disparaban el resorte: el bailarín saltaba primero con aires bohemios, luego con dignidad canónica, imponía su tempo al volar de un extremo a otro de las tablas o se detenía espantado, con expresividad teatral, como si alguien tras los bastidores le hubiera dado un susto de muerte.Esa síntesis de estilos, brillante, entregada, todo menos ecléctica, ha convertido en un mito vivo a este bailarín letón de 48 años, de origen ruso y afincado en Estados Unidos desde los años setenta, donde fue solista principal del New York City Ballet y director artístico del American Ballet Theater. Cada uno de sus movimientos evoca sus primeros pasos, cuando de niño bailaba danzas rumanas, polacas y rusas en su Letonia natal.

También de su infancia viene otra de sus influencias, la española, que rozó la pasión cuando, a principios de los setenta, vio actuar en Moscú al bailarín Antonio. Los resabios flamencos se dejaron ver ayer en su interpretación de Chaconne, la coreografía que José Limón compuso en 1942 sobre música de Bach, y que estrenó ese mismo año en Nueva York. Baryshnikov mezcla en esta pieza flamencos contoneos y taconeos con modos de la comedia musical.

Baryshnikov vino a Santander con la White Oak Dance Proyect, la pequeña compañía que fundó en 1990 junto al coreógrafo Mark Morris. El grupo, sin su líder en escena, presentó el estreno mundial de Quiet as it's kept..., creación de una de las bailarinas de la compañía, Ruthlyn Salomons, sobre dos pequeñas suites para violoncello y piano del brasileño Heitor Villa-Lobos. La antillana Salomons se formó en las modernas técnicas de Katherine Dunham y el centro de danza de Alvin Ailey. Su pieza Quiet as it's kept... es una figuración sutil e íntima en la que cuatro bailarinas, ataviadas con amplios pareos de colores y texturas gauguinescos, conversan, divergen y se entrelazan en evoluciones asimétricas, a veces en olas asíncronas, como reacciones en cadena o fichas de dominó.

Los registros de Villa-Lobos soportan la coreografía recorriendo el espectro dinámico desde la ansiedad de su obstinato de piano hasta los remansos líricos de las cuerdas.

En forma de pera

Los años de trabajo en equipo dejaron ver su fruto en Septet, la clásica coreografía creada en 1953 por Merce Cunningham sobre los Tres piezas en forma de pera, una característica pieza para piano a cuatro manos del genial y extravagante Erik Satie. Baryshnikov y su compañía interpretan esta pieza como una sucesión de formaciones estáticas, que evolucionan de una a otra con transiciones de asombrosa facilidad, como al girar un caleidoscopio.Las ovaciones más entusiastas, sin embargo, fueron para las dos interpretaciones en solitario del propio Baryshnikov. Su presencia sobre el escenario es a la vez sobrecogedora e hilarante, como una sombra cruzada entre Nijinsky y Gene Kelly, entre Fred Astaire y Nureyev, tras cuya muerte pasa Baryshnikov por ser el último bailarín clásico.

La fusión estilística en Baryshnikov le ha llevado incluso a defender una combinación entre las dos escuelas de danza más clásicas, la rusa y la francesa. "Desde la cintura para abajo", ha declarado, Francia, y desde la cintura para arriba, brazos incluidos, Rusia". Baryshnikov es toda la historia en un solo vuelo, toda la danza en un solo cuerpo.

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