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Le Pen dice que el 'caso Carpentras' es una "conspiración politica" contra él

Enric González

Jean-Marie Le Pen, el líder de la ultraderecha francesa, insiste en que el caso Carpentras es una "conspiración política" contra el Frente Nacional (FN). La confesión de los cuatro cabezas rapadas neonazis detenidos como presuntos autores de la profanación del cementerio judío de Carpentras, en 1990, no constituye, según Le Pen, un elemento convincente. Mientras se volvían hacia el presidente del FN todas las miradas, como instigador intelectual de los hechos, Le Pen insistía en que él era, "junto a las familias de los muertos profanados, la principal víctima".Desde que se produjeron el destrozo del cementerio y los brutales ultrajes al cadáver de Félix Germon, el 10 de mayo de 1990, la mayoría democrática acusó a Le Pen y éste acusó de "montaje" al conjunto de la "clase política". Durante la larguísima e infructuosa investigación, el caudillo ultraderechista insistió en reclamar "excusas de Estado". Ayer, cuando la policía, el fiscal y el juez indicaron que las confesiones de los detenidos permitían considerar resuelto el caso, Le Pen habló de "gran farsa" y de "conspiración gigantesca contra el FN".

"Se nos dice", afirmó, "que uno de ellos, abrumado por el sentimiento de culpa, decidió confesar. Y ¿a quién fue a buscar para revelar la verdad? ¿Los gendarmes? ¿La policía judicial? ¿Los bomberos? ¿La Cruz Roja? No, acudió a un agente de los Servicios de Información, la policía política. Ese joven fue manipulado. La gran conspiración", concluyó, "sigue adelante".

Hechos claros

Los hechos, sin embargo, parecen claros. Yannick Garnier, el arrepentido, de 26 años, agente de seguridad; Bertrand Nouveau, 27 años, empleado de comercio; Patrick Laonegro, 29 años, gerente de un bar; y Olivier Fimbry, de 26 años, sargento de Infantería, han dado a la policía detalles exhaustivos sobre lo que hicieron aquella noche en que, en lugar de apalear como de costumbre a un magrebí, decidieron realizar "algo especial" para conmemorar a su admirado Adolf Hitler. Patrick Leonegro y Jean-Claude Gos, el quinto participante, muerto en accidente de tráfico en 1992, habían sido interrogados como sospechosos y puestos en libertad al día siguiente de la profanación.Un juez de Marsella procesó ayer a los cuatro neonazis, do de ellos próximos al grupúsculo Partido Nacionalista Francés

Europeo (PNFE), por violación de sepultura e "injuria contra u grupo de personas en razón de su raza, origen o religión". Los cuatro pueden recibir condenas de hasta dos años de cárcel.

El suceso de Carpentras se con virtió en símbolo del resurgir de racismo y la xenofobia en Francia Cuatro días después del suceso François Mitterrand encabezó una manifestación de 200.000 personas en París convocada para repudiar los "mensajes de odio" lanzados por Le Pen. Éste también organizó una manifestación, el año pasado, para "exigir disculpa por una mentira de Estado".

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