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La falta de una decisión de Obiang paraliza la acogida de los inmigrantes

Cuando en Guinea Ecuatorial haya teléfonos móviles algunos problemas se resolverán antes. El régimen ecuatoguineano no ha dado una respuesta definitiva a la petición española de que readmita a 16 inmigrantes ilegales, que llegaron el domingo 21 a Madrid desde Malabo, porque es su presidente, Teodoro Obiang, quien debe decidir. Está en la selva, en su pueblo de Mongomo, y no está localizable o, si posee un teléfono vía satélite, no quiere ponerse porque se va a tomar un tiempo hasta determinar si los acoge.

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Obiang está, según fuentes diplomáticas españolas, en su pueblo de Mongomo, en la zona continental de Guinea Ecuatorial, dedicado a preparar la conmemoración del 17 aniversario del golpe de Estado que dio el 4 de agosto de 1979 para acabar con la dictadura de su tío Francisco Macías.Cuando termine esta tarea, confían las mismas fuentes, regresará a Malabo y decidirá si acepta la solicitud española a la que sus subordinados no se atreven a dar curso, porque consideran que el asunto ha adquirido gran importancia a juzgar, entre otras cosas, por el trato que le otorgan los medios de comunicación españoles.

Desde hace 12 días, doce mujeres y cuatro hombres, que llegaron en el vuelo semanal de Iberia desde Malabo, están confinados en el aeropuerto de Barajas, a la espera de que las autoridades de la ex colonia española acepten acogerlos tal y como estipulan los convenios internacionales de aviación civil.

En sus conversaciones con el embajador de España en Malabo, José María Otero, los gobernantes ecuatoguineanos no han puesto en tela de juicio que deban readmitirlos, pero sí dan a entender que dudan de que hubiesen llegado a Madrid desde su país. Por ese motivo el Ministerio de Asuntos Exteriores español les ha enviado sus billetes de avión, comprados en Malabo, y sus tarjetas de embarque, expedidas en el aeropuerto de esa ciudad.

En el Ministerio de Exteriores español se confía en que Obiang dirá al final que "sí". Lo hará, según se cree; porque se ha formado en España un nuevo Gobierno con el que desea entablar una nueva relación. El Ejecutivo del PP tuvo el 14 de julio un gesto con la ex colonia al enviar allí a un alto cargo de la diplomacia española, Manuel Alabart, que fue recibido por Obiang. Su propósito era empezar a sentar las bases para llevarse mejor.

Así lo explicó ayer el ministro de Exteriores, Abel Matutes, ante los micrófonos de la SER. "Esas conversaciones partieron con buen pie", dijo.

Posibles represalias

Si Obiang no accediese a la petición española sería, según Matutes, "un motivo más de crisis en una relación que en el pasado no fue fácil". "Esperamos que cumplan con sus obligaciones", indicó, porque de lo contrario, aunque el ministro no lo dijo con claridad, el Gobierno español tomaría represalias.Tras su regreso desde su casa en Ibiza, dónde pasó cinco días de vacaciones, Matutes apuntó además ante la prensa que la juventud de los inmigrantes -sus edades oscilan, según él, entre 15 y 16 años- le hacía pensar que pudiesen formar parte de una red de prostitución. A petición de un asesor del Defensor del Pueblo, dos de ellas, Cecilia Hearghob y Phile Gay, fueron trasladadas a los juzgados de la madrileña Plaza de Castilla donde el médico forense las examinó y determinó que eran mayores de edad.

Ambas pidieron después ir al baño, acompañadas por una mujer policía, pero lograron derribar a su acompañante y se escaparon por los pasillos del edificio. Cecilia fue apresada minutos después. La otra seguía, al cierre de esta edición., en paradero desconocido.

El Ministerio de Interior está practicamente seguro que los 16 inmigrantes son de Nigeria, aunque algunos alegan ser de Liberia, un país en guerra. El ministro de Exteriores ecuatoguineano, Miguel Oyono, echó mano de este argumento -las dudas sobre la nacionalidad de los inmigrantes- para explicar que Malabo no estaba obligado a acogerles.

En una declaración a la agencia Efe aconsejó a la compañía Iberia, que debe hacerse cargo de su devolución al país del que salieron, que "explore otras vías" de deportación.

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