Las sanciones a los países promotores de terrorismo, a examen en la cita del G-7

Estados Unidos pedirá hoy a sus principales aliados que se adhieran a su iniciativa de castigar a los países "que apadrinan o cometen actos terroristas, como Irak, Irán, Libia, Sudán y otros". La propuesta de Washington se enfrenta a importantes reticencias de los Gobiernos europeos, poco partidarios de las sanciones, por lo que no parece que la reunión que hoy celebrarán en París el grupo de las siete potencias industriales del mundo (G-7) junto a Rusia, pueda ser mucho más que el punto de partida de un proceso de coordinación internacional en la lucha contra el terrorismo.

El encuentro en la capital francesa fue convocado a finales de junio, durante la cumbre del G-7 en Lyón. Acababa de producirse un atentado contra una base militar estadounidense en Dahrán (Arabia Saudí) que costó la vida a 19 soldados, y Bill Clinton pidió a sus aliados un gesto de apoyo y compromiso colectivo. Para dotar a la reunión parisina de algún contenido, se echó mano de un documento de 40 puntos redactado por mandato de la anterior cumbre del G-7 en Halifax (Canadá).El documento no estaba inicialmente dirigido al combate antiterrorista, sino a la lucha contra el crimen organizado y, más concretamente, el narcotráfico. Pero algunos retoques permitieron ampliar la validez del texto, una lista de compromisos genéricos para facilitar las extradiciones y la compatibilidad de legislaciones, y para combatir las bandas armadas y el blanqueo de dinero. Ése es, en principio, el único bagaje documental con que arrancará la reunión de hoy, cuya duración prevista es de solamente cuatro horas.

Por otro lado, el probable atentado contra un avión de la compañía estadounidense TWA que cayó al mar el 17 de julio y el atentado cometido en el Parque del Centenario Olímpico en Atlanta el pasado sábado, someten a los participantes en la reunión del G-7 a la presión de alcanzar necesariamente algún resultado concreto.

Christopher, ausente

Acudirán a París los ministros de Asuntos Exteriores e Interior de Alemania, Japón, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Rusia. Por parte de Estados Unidos, los delegados serán la fiscal general (ministra de Justicia), Janet Reno, y el adjunto del secretario de Estado para Asuntos Políticos, Peter Tarnoff. El secretario de Estado de EE UU, Warren Christopher, no asistirá porque tiene previsto un encuentro en Washington con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak. Junto a los ministros, acudirán los responsables de los servicios secretos y antiterroristas del G-7 y Rusia.

Clinton hizo explícito, en un llamamiento efectuado el domingo, qué espera de sus aliados: "Los Estados que apadrinan o cometen actos de terrorismo, como Irak, Irán, Libia, Sudán y cualquier otro, deben ser objeto de fuertes sanciones", afirmó el titular de la Casa Blanca.

Pero los países de la Unión Europea (UE) no están de acuerdo ni en el planteamiento general de la propuesta (sanciones no multilaterales ajenas a la ONU y la Organización Mundial de Comercio) ni en la lista concreta de acusados. En cuanto a lo primero, ha quedado claro con el rotundo rechazo europeo a la ley Kennedy-D'Amato, que establece sanciones a las empresas que inviertan más de 5.000 millones (más de 625.000 millones de pesetas) al año en países como Irán y Libia.

Respecto a lo segundo, el Gobierno francés no quiere complicar sus relaciones con Libia (donde la petrolera Elf tiene importantes inversiones) y Alemania desea mantener su fluido "diálogo crítico" con Irán. Para evitar enojosas divergencias públicas, los países del G-7 podrían limitarse hoy a examinar el estado actual de la cooperación antiterrorista, señalar los puntos en que ésta podría mejorarse y crear un grupo de trabajo dedicado a preparar posteriores reuniones.