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Al menos 6 muertos en la huelga de hambre de presos turcos contra las condiciones carcelarias

El ritmo de muertos por la huelga de hambre que mantienen presos políticos de extrema izquierda desde hace más de dos meses en diversas cárceles de Turquía en protesta por los malos tratos se aceleró ayer dramáticamente con al menos otras tres nuevas víctimas, con lo que son ya seis (o siete) los fallecidos desde el pasado domingo. Noticias no confirmadas señalan el fallecimiento de otro recluso. El Gobierno, que preside el islamista Necmetin Erbakan, ha pedido a los huelguistas que depongan su actitud. La protesta tiene el respaldo de sectores progresistas del país.

Mientras el fiscal general de Ankara anunciaba a primera hora la muerte de Huseyin Dermicioglu, de 36 años, en la prisión central de la capital, un grupo de abogados comunicaba la de Alí Ayata, de 31, en la de Bursa, al sur de Estambul. Posteriormente se conoció la de Mujdat Yanat, de 37 años, miembro del Partido y Frente Revolucionario de Liberación Popular (DHKP-C), en la prisión de Aydin, en el oeste del país. Según otras fuentes, un séptimo huelguista, Irolo Zbolat, también perteneciente al DHKP-C, murió en Aydin. Otros tres fallecieron el domingo, el martes y el miércoles en Estambul: dos en la cárcel de Bayrampasa y uno en la de Umraniye.

La huelga, que entró ayer en su 67º día, puede causar nuevas bajas en las próximas horas, según han alertado diversas organizaciones médicas y grupos proderechos humanos, que aseguran que más de una decena de internos se encuentra en estado grave, algunos incluso en coma.

La protesta, que tiene una amplitud sin precedentes en Turquía, está siendo seguida por cerca de 300 detenidos repartidos en al menos 16 cárceles de todo el país. Los presos son miembros de grupos clandestinos de extrema izquierda, principalmente del DHKP-C, anteriormente llamado Dev-Sol (Izquierda Revolucionaria), que propugna la guerrilla urbana.

Negativa del Gobierno

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El Gobierno se ha negado hasta ahora a satisfacer las exigencias de los huelguistas y, en particular, a acceder a la petición de que se cierre la prisión de alta seguridad con celdas de aislamiento de Eskisehir, en el centro del país. El ministro de Justicia, Sevket Kazan, declaró ayer que por el momento ha decidido tomar una actitud de "paciencia", al tiempo que hizo un llamamiento a que depongan sus actitud. Kazan, miembro del gobernante Partido del Bienestar (islamista), acusó a los dirigentes de las organizaciones de extrema izquierda de "intentar provocar una intervención de la policía" para causar un baño de sangre.

El Consejo Nacional de Seguridad (MGK), un órgano político-militar, se reunió en Estambul para discutir la crisis, pero nada ha trascendido de sus discusiones o posibles decisiones.

Alrededor de 1.500 personas se manifestaron ayer pacíficamente frente al Palacio de Justicia de Estambul para protestar por la "indiferencia del Estado ante los huelguistas". Para los defensores de los derechos humanos, las peticiones de los huelguistas "son razonables".

El Gobierno considera, sin embargo, que los grupos de extrema izquierda han tomado el control de las prisiones de Bayrampasa y Umraniye, en Estambul, y de Buca, cerca de Esmirna. Acusa a estos grupos de ser los inductores de la huelga y de servirse de los huelguistas para hacerse publicidad.

Mientras, Francia ha pedido ya a Turquía que mejore las condiciones de los presos. En la madrugada de ayer fueron lanzados dos cócteles mólotov contra la Asociación Cultura Turca de Villeurbanne, cerca de Lyón, una institución cercana a la extrema derecha turca. Los daños fueron mínimos. También en Alemania los servicios de seguridad han concluido que existe una conexión entre los recientes ataques incendiarios contra intereses turcos y los simpatizantes con los izquierdistas en huelga.

Miembros de las sociedades cívicas se reunieron con el presidente turco, Suleimán Demirel, y le exigieron una solución urgente al problema de los reclusos políticos. Fuentes médicas consideran que una catástrofe sin precedentes puede desatarse de un momento a otro, ya que un ser humano que sólo absorbe agua fallece casi irremediablemente entre los 60 y 70 días de ayuno. Además, a partir del 40º día comienzan a producirse lesiones, cerebrales irreversibles.

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