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Interior pagó 250.000 pesetas de los fondos reservados a cada uno de los 19 expulsados a Malí

Las autoridades de Malí exigieron a las autoridades españolas, para aceptar a sus ciudadanos inmigrantes ilegales en Melilla, que les proporcionasen una importante cantidad de dinero para su reinserción, según fuentes diplomáticas. Los 19 malienses devueltos, que llegaron la noche del 23 de junio a Bamako, la capital de su país, recibieron cada uno 50.000 pesetas (un millón de francos de la Comunidad Francófona de África) para rehacer su vida. El dinero fue abonado por Interior con cargo a los fondos reservados. "Nunca una potencia europea había sido tan magnánima", comentó un diplomático acreditado en Malí. Para los inmigrantes ilegales expulsados por un procedimiento sumarísimo, esa suma es una auténtica fortuna.

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Aviones de la Fuerza Aérea española repartieron a los 103 inmigrantes por cuatro ciudades de Africa occidental entre el 22 y el 28 de junio. El vicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez Cascos reconoció ayer que se utilizó un medicamento [Haloperidol] para sedarlos durante el traslado. Un contingente de 35 personas fue entregado en Douala (Camerún); otro de 27 en Dakar (Senegal); otro de 19 en Bamako (Malí), y el último, de 22, en Bissau (Guinea Bissau). Por cada expulsado desembarcado, el país de acogida recibió aproximadamente 25.000 pesetas.Los inmigrantes que llegaron a Dakar, Douala y Bissau no eran mayoritariamente del país que les acogía, según comprobaron las policías de los tres países.

En el caso de Dakar, los expulsados fueron alojados, mientras la policía procedía a los interrogatorios y trataba de averiguar su origen, en unas dependencias del Ministerio del Interior. Los que no eran senegaleses pudieron solicitar salvoconductos para regresar a sus países de origen de sus embajadas. El billete de avión fue pagado por la Embajada de España.

Bamako, donde el 23 de junio tomó tierra un avión Casa 235, fue un caso aparte. El comisario del aeropuerto pasó toda la noche del 23 al 24 de junio interrogando a las dos decenas de inmigrantes en la terminal. Aseguró conocer a varios de ellos porque habían sido previamente expulsados de otros países europeos. Determinó que todos, eran malienses, y el embajador de España en Nuakchot, Juan María López Aguilar, que está también acreditado en Bamako, les entregó el equivalente de 125.000 pesetas en francos CFA y les dio cita para dentro de unos días.

A principios de julio, el embajador regresó a Malí con una delegación de empresarios de Canarias. El día 7 reunió a los expulsados en el viceconsulado honorario de España en Bamako y les dio otras 125.000 pesetas. Acabó así de cumplir un requisito impuesto por las autoridades de Bamako para aceptar a sus ciudadanos que, en opinión de otras fuentes diplomáticas, crea un peligroso precedente porque otros gobiernos africanos se animarán a formular la misma exigencia.

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El embajador instó a los expulsados a no despilfarrar ese dinero, cuyo poder adquisitivo en Malí es infinitamente superior al que puede tener en España, y les aconsejó que intentaran montar algún negocio. Algunos expresaron entonces su deseo de poner en pie un taller cooperativo para reparaciones mecánicas, varios hablaron de comprar tierras y alguno que otro expresó su intención de adquirir alimentos para sus familias en el desierto.

Hasta la fecha, sin embargo, ninguno de ellos ha montado ningún negocio, según fuentes diplomáticas. En Bamako se sospecha que varios han podido aprovechar, esa ayuda para intentar regresar a Europa vía Melilla o Sicilia. En la capital maliense se alaba la forzada generosidad española. "Les ha tocado la lotería", afirma un diplomático quién recuerda que Francia, que envía regularmente aviones Hercules a Malí repletos de inmigrantes, "nunca les dio un duro".

Las cantidades desembolsadas por Exteriores en Bamako o en las demás ciudades habían sido, sólo en una pequeña parte, anticipadas por Interior a las embajadas.

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