Dos abogados dirigían una banda que traía cocaína a Barajas
La Guardia Civil ha acabado con el millonario negocio de dos abogados que dirigían una banda dedicada al tráfico de cocaína., Los letrados -J. D. T. y R. P. V.- fueron detenidos el pasado 8 de junio, cuando recogían en el aeropuerto de Barajas un alijo de 22 kilos de cocaína. También fueron arrestados otros cinco miembros de la organización: M. P. H., A. C. S., L. R. A. C., A. D. T. y P. M. M. Todos ellos se encuentran ya en prisión.La desarticulación de esta banda ha sido posible gracias a la participación en el enredo de un agente de la Guardia Civil que se hizo pasar por un corrupto, sin escrúpulos, capaz de convencer a un colega del aeropuerto de Barajas para que apartara la vista cuando llegara una maleta, procedente de Venezuela y repleta de cocaína, a la aduana de la terminal internacional de Barajas.
La investigación se inició el pasado mes de noviembre. Por entonces uno de los abogados acababa de proponerle a un agente de la Guardia Civil, del que desconocía su profesión, un jugoso negocio: cobrar una comisión a cambio de facilitarle en el aeropuerto de Barajas un cómplice que ayudara a pasar por la terminal internacional una maleta sin necesidad de revisar su contenido.
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Dos guardias se hicieron pasar por corruptos para capturar a la banda
VIENE DE LA PÁGINA 1El guardia civil informó de la propuesta del letrado a sus superiores. Estos, con la complicidad del fiscal y del juez, decidieron seguir el juego e infiltraron en la banda a otro agente del Grupo de Investigación Fiscal y Antidroga (GIFA), que desempeñaría el papel del supuesto guardia civil corrupto de Barajas. El plan arranco.
Durante varios meses, serían dos miembros más de la banda. Asistieron a reuniones, siempre haciéndose pasar por funcionarios sin escrúpulos, y de esta manera fueron conociendo con minuciosidad todas las andanzas del grupo de traficantes., De este seguimiento se sacaron varios datos: todos los miembros de la organización disfrutaban de, una buena posición social, una desahogada economía, y dos de los implicados regentaban, junto a un tercer socio, que nada tenía que ver con el sucio negocio, un despacho de abogados en Chamberí.
La confianza de la banda hacia los infiltrados fue creciendo hasta el punto de que la organización prometió pagarles 800.000 pesetas por cada kilo de droga que entrara por la aduana. Todo estaba preparado: el 8 de junio, la mercancía llegaría a Barajas procedente de un vuelo de Venezuela.
Los guardias civiles miraron al techo y silbaron al paso de la maleta por la cinta. Los dos abogados, acompañados de una tercera persona, acudieron a recoger el equipaje, que ocultaba en su interior 22,5 kilos de cocaína. En un maletín llevaban la comisión destinada a los funcionarios camuflados. La Guardia Civil los vigilaba de cerca. Nada más enganchar la droga, fueron acorralados. Además de la cocaína se les intervinieron 12.865.000 pesetas y un vehículo. A la par se registraron los domicilios de los implicados y su despacho profesional, donde se encontraron tres kilos de cocaína, 1.675.000 pesetas, y dos coches, un Mercedes y un Land Rover.
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