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Lebed impone al ministro de Defensa ruso

El general Alexandr Lébed, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, logró ayer imponer al líder ruso, Borís Yeltsin, sucandidato para encabezar el Ministerio de Defensa. Igor Rodiónov, hasta ahora director de la Academia del Estado Mayor General, de 59 años, fue nombrado al frente de esta cartera clave, vacante desde hace un mes. El nombramiento de Rodiónov es el primer indicio de que Lébed tiene poder y una influencia real sobre el presidente.

El 22 de junio, a cuatro días de haber logrado la destitución del antiguo titular de Defensa y enemigo personal, Pável Grachov, Lébed dijo que quería ver al frente del ministerio a Rodiónov, a quien calificó de "general de élite". Sin embargo, la larga pausa tras el, cese de Grachov demuestra que en el Kremlin se libró una intensa disputa y que el presidente se resistió a aceptar la propuesta de su nuevo aliado.Esta lucha interna afloró inesperadamente cuando el general Lev Rofflin -jefe del Comité de Defensa de la Duma y famoso por haber mandado la toma de Grozni en enero de 1995- acusó de corrupción a un grupo de altos oficiales, entre los que figuraba el viceministro de Defensa e inspector general del Ejército, Konstantín Kóbets. Rojlin confesó después que una de las razones que lo llevó a abrir esta caja de Pandora fue impedir que Kóbets sucediera a Grachov. "Eso seria la muerte de las Fuerzas Armadas", señaló. Más tarde, el mismo Kóbets, dejó claro que el candidato de Yeltsin para Defensa era él, un general que ha estado con el líder ruso desde 1991.

Lébed entró impetuosamente en el Kremlin tras la primera vuelta de las presidenciales, en las que fue el tercer candidato más votado, y descabezó el Ministerio de Defensa. Sin embargo, sus cargos eran en principio puramente consultivos, y los observadores se preguntaban si obtendría un poder real después de la victoria definitiva deYeltsin, cuando el presidente, en principio, podría dejarlo como una simple figura decorativa. Con el ascenso de Rodiónov, ya no hay dudas de que Lébed es el nuevo número dos del Kremlin. "Después de que sea presentado en mi nuevo cargó ante el Colegio del Ministerio de Defensa ( ... ) me ocuparé de los focos calientes, donde muere nuestra gente", declaró ayer Rodiónov.

El general se refería a Tayikistán y a Chechenia. Rodiónov es considerado un halcón. Fue el jefe de las tropas que en abril de 1989 aplastaron una manifestación nacionalista en Georgia. No se espera, por tanto, un cambio de la dura política que Moscú está aplicando en Chechenia y que, como se reconoce oficialmente, persigue la aniquilación de "los bandidos", como se llama a los independentistas

Mano dura en Chechenia

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El primer ministro, Víktor Chernomirdin, que ayer presidió una reunión del grupo encargado de solucionar la crisis de Chechenia, justificó plenamente los bombardeos masivos sobre las poblaciones de esa república norcaucásica y declaró que "las Fuerzas Armadas continuarán poniendo coto a las incursiones de los bandidos". No satisfecho con culpar a los independentistas por la reanudación de la guerra, Chernomirdin -cuyas tropas diariamenite destruyen aldeas- les acusó de "cinismo y crueldad".

La sangrienta ofensiva rusa en Chechenia ha impulsado al defensor de los Derechos Humanos, Serguéi Kovaliov, a levantar su dedo acusador desde el hospital en que se halla internado tras haber sufrido un infarto, y enviar una carta abierta a Yeltsin y Lébed. "Al día siguiente de haberse anunciado los resultados oficiales de las elecciones, vosotros reanudásteis la sangrienta guerra chechena, que prometisteis acabar. Gracias a esa promesa habéis ganado las elecciones'. Personalmente, desde un principio estuve convencido de que vuestras promesas eran una mentira. Pero el país os creyó y habéis engañado burdamente a 40 millones de electores", escribe Kovaliov, que ayer fue visitado en la clínica por el vicepresidente norteamericano, Al Gore.

Resucita un cadáver político

"¡Muerte al asesino Rodiónov!". Estas pintadas se podían leer en abril de 1989 en Tbilisi, la capital de Georgia. Rodiónov mandaba el Distrito Militar de Transcaucasia, con base en Tbilisi. En abril comenzaron las protestas de estudiantes nacionalistas y, siete días después, Rodiónov recibió orden de Moscú de proteger los principales edificios.

Los, soldados soviéticos -tropas del Interior y paracaidistas, estos últimos al mando de Lébed- disolvieron el mitin nacionalista, de unos 10.000 manifestantes. Murieron 19 personas. Otras 3.000 recibieron tratamiento médico.

Lébed dice que Rodiónov estaba en contra de utilizar al Ejército, pero que no pudo imponer su opinión sobre la del jefe comunista de Georgia, que pidió ayuda a Moscú.

Según Lébed, Rodiónov fue cabeza de turco y destituido, pero luego fue rehabilitado y nombrado director de la Academia del Estado Mayor General. Antes, fue comandante del 40º Ejército en Afganistán.

Rodiónov, respetado en el Ejército, era un cadáver político. Lébed le ha hecho resucitar.

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