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Prodi reafirma en el Parlamento italiano que el Gobierno durará los cinco años de la legislatura

Romano Prodi ha reiterado en el Parlamento por dos días consecutivos que gobernará durante cinco años, y que a la oposición no le conviene seguir practicando el obstruccionismo. El martes, cuando lo dijo por primera en la Cámara, fue abucheado e insultado. Ayer, el Senado le escuchó en silencio. Entremedias, Silvio Berlusconi se había disculpado por el comportamiento de algunos diputados de su bloque y los líderes del Olivo habían respaldado plenamente a su primer ministro. Los problemas del Gobierno siguen, no obstante, siendo serios.

La situación no es tan grave como la que el Gobierno de Silvio Berlusconi vivió hace exacta mente dos años, cuando la negativa de la Liga Norte a apoyar la llamada ley del perdón sobre delitos de corrupción hizo prever que su mandato tenía los días contados. Pero la experiencia política de los últimos 15 días sí ha confirmado que el Gabinete de centro-izquierda surgido tras las elecciones del pasado 21 de abril conlleva el lastre de todo Gobierno de coalición, además de la carga de unos usos políticos personalistas y de un contexto inestable en el que las alianzas pueden cambiar fácilmente.El choque abierto con el Partido de la Refundación Comunista (PRC) y la subsiguiente corrección, siquiera nominal, de la política económica del Gabinete bajo la amenaza de que sería derrotado en el Parlamento, fue la primera señal de la debilidad de Prodi. Luego, Antonio Di Pietro incrementó el desorden al polemizar en público con el secretario del PRC, Fausto Bertinotti, y proponer por su cuenta y riesgo la creación de una especie de brigada anticorrupción para la Administración Pública que tiene poco que ver con el cargo de ministro de Obras Públicas que el ex fiscal desempeña en el Gobierno.

El pasado domingo, con ocasión ole una entrevista publicada por el diario La Repubblica, Prodi trató de reactivar su imagen de líder. Pero el empeño resultó fallido porque otras declaraciones del, ministro de Comunicaciones, Antonio Maccanico, al Corriere della Sera, abrían grietas más graves en el Ejecutivo. Maccanico, que el pasado mes de febrero intentó formar un Gobierno apoyado por la derecha y, la izquierda que garantizara la reforma de la Constitución, declaró, sin consultar con el primer ministro, que Prodi tenía que negociar las reformas con el líder del Polo de la Libertad, Silvio Berlusconi, y lograr, a cambio, que el centro-derecha deje de obstaculizar la labor gubernativa en el Parlamento.

Prodi quiere evitar que el Gobierno se comprometa en las reformas, dado que es un tema que divide profundamente al Olivo. El Partido Democrático de la Izquierda (PDS) ve con buenos ojos algún tipo de presidencialismo, que los ex democristianos del Partido Popular Italiano (PPI) rechazan de plano. Maccanico y Lamberto Dini son presidencialistas. En materia de reformas, están más cerca del centroderecha que del resto del Olivo y, por supuesto, que de Refundación Comunista, contraria a todo cambio.

Gritos de victoria

Estos síntomas de descomposición fueron acogidos con gritos de victoria en el Polo de la libertad, que declaró muerto el Gobierno del Olivo. Pero tampoco en el Polo faltan problemas ni desconfianzas. Berlusconi recibió positivamente la invitación de Maccanico, y Gianfranco Fini, el líder de Alianza Nacional, decidido a llevar su partido hasta una posición de centro que le permita disputar el maltrecho liderazgo de Silvio Berlusconi sobre el Polo, fue más lejos: dijo que apoyaría un Gobierno de unidad nacional si, al hacerse el acuerdo sobre las reformas, el de Prodi quedara sin fundamento. En febrero, Fini impidió que naciera el Gobierno de Maccanico.

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En estas circunstancias, para Prodi hubiera sido suicida seguir al pie de la letra el consejo de Maccanico. Lo que ha hecho el primer ministro es forzar la solidaridad de los suyos y acusar a la oposición de la parálisis del Gobierno.

Entretanto, los partidos avanzaban anoche hacia un acuerdo de procedimiento sobre las reformas constitucionales que siempre añadirá incertidumbre al futuro. No lo apoyará la Liga, ya que su líder, Umberto Bossi, dijo que el tiempo de la reforma federal ya pasó y que sólo queda esperar la independencia del norte,

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