Alemania apuntala su TV pública frente al desafío de grupos privados
Los Estados federados suben el canon a cargo del ciudadano
Los presidentes de Gobierno de los Estados federados han acordado un aumento del canon mensual de la radio y televisión pública alemana, que pasará a costar 28,25 marcos (algo menos de 2.400 pesetas) a partir del 1 de enero de 1997. Eso les permitirá afrontar el desafío de los dos grandes paquidermos audiovisuales privados del país, los grupos Kirch y Bertelsmann.
Más de uno cree haber escuchado ya las campanas de los funerales de los medios audiovisuales públicos de Alemania ante el empuje de los grupos privados en la nueva era de la televisión digital. No obstante, con sus movimientos lentos y mastodónticos, las cadenas públicas de radio y televisión, ARD y ZDF, se disponen a hacer frente a la abundante telebasura de las privadas, sin perder el nivel de calidad que debe caracterizar a un medio público.
Los presidentes de Gobierno de los Estados federados, encargados de velar por los temas audiovisuales -que en Alemania se encuentran descentralizados y no son competencia del Gobierno federal- aprobaron hace unos días una subida del canon de radio y televisión de 4,45 marcos al mes (unas 375 pesetas), para compensar el atraso de vanos años y actualizarlo con el coste de la vida.
El modelo alemán de pagar un canon por escuchar la radio data del año 1923, cuando la televisión no la imaginaban ni los autores de ciencia-ficción. El sistema del canon se ha mantenido. La radio y televisión públicas no cuestan ni un céntimo de los presupuestos del Estado en Alemania, se financian sobre todo a base de la contribución obligatoria de radioyentes y televidentes y también emiten publicidad. Esto último en dosis casi insignificantes y jamás en las horas de máxima audiencia -después de las 20.00 horas- o los fines de semana. La televisión pública alemana no destroza las películas con cortes comerciales e interrumpir un telediario sería un sacrilegio.
Duopolio privado
No obstante, la televisión pública alemana se enfrenta a un serio desafío ante el duopolio que forman las privadas, en concreto las que pertenecen a los grupos Kirch y Bertelsmann, que se han lanzado a una compra desaforada de derechos de emisión de espectáculos deportivos y los archivos de las grandes compañías cinematográficas de Hollywood.Los preparativos de la batalla se encuentran a toda máquina y muchos piensan que ya doblan las campanas por una televisión pública que no está en condiciones de disputarle a Kirch los derechos de los mundiales de fútbol del 2002 y 2006, por los que el zar de la televisión privada alemana acaba de ofrecer 3.400 millones de marcos (286.000 millones de pesetas).
Helmut Thoma, presidente de la cadena RTL, vinculada a Bertelsmann y competidor de Kirch, cree que éste último, a quien califica de pirata con mentalidad de jugárselo al todo o nada, ha perdido la cabeza y se le escapó un cero al pagar esa suma por los derechos del mundial de fútbol. En entrevista con el semanario Der Spiegel, Thoma se pregunta qué beneficio logrará sacar Kirch al mundial del 2002, que se jugará en Japón y Corea y los partidos se verán en Europa de madrugada.
Thoma no parece arredrarse respecto al futuro de RTL, pese a la perspectiva de docenas de canales nuevos. "La televisión de pago no acabará con la televisión generalista", dice. "Las grandes retransmisiones deportivas y las películas están aún en Estados Unidos en las televisiones que el ciudadano puede ver en abierto".
También dice que para él no hay ninguna televisión digital. "Para el espectador es igual que la televisión sea digital o analógica; donde cambian las cosas es en la forma de hacer los negocios".
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