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POP

Elvis Costello para todos los mejores gustos

Como el asunto de la nostalgia prosiga a esta marcha, dentro de poco habrá festivales de nostálgicos hasta en las guarderías. Esto viene a cuento porque a presenciar a Elvis Costello acudió buena parte de la vieja nueva ola con sus barriguitas, calvicies y media lagrimita en la ojera. Estos fans mezclábanse con los simples admiradores de la extensa y ecléctica obra de uno de flos compositores más prolíficos que haya dado nunca el reciente arte del pop. Veinticinco elepés en 20 años, todos repletos de canciones para todos los gustos y estados de ánimo.Por otra parte, Costello y The Attractions cumplían dos décadas exactas de su primera actuación y lo celebraron a lo grande, dando un exquisito recital de piezas perfectas en su concepción y ejecución.

Elvis Costello & The Attractions

Elvis Costello (voz y guitarra), Steve Nieve (teclados), Bruce Thornas (bajo) y Pete Thomas (batería). Johnny Walker Music Festival. Madrid, cuartel del Conde Duque. 3.000 pesetas. Sábado 13 de julio.

Era obligada la promoción del último disco, All this useless beauty, pero ésta se hizo francamente leve merced a la belleza intrínseca de canciones como la hermosísima Why can a man stand alone? o la que sirvió para cerrar el concierto antes de los bises, Complicatedshadows. Pero es que, además, Costello decidió saltarse el orden de su propio repertorio acudiendo a aquellos rincones de su discografía que ayudaron a marcar una época: I dón't want to go to Chelsea, A man called named Uncle, Watching the detectives u Oliver's Army. El público lo agradecía, redoblando la disposición ante el artista y rindiéndose al cuarteto compacto que, inevitablemente, recordaba otros compinches musicales que han creado sello: Nick Lowe, Brinsley Schwartz, Graham Parker...

'Crooner'

Otro asunto es la voz de Costello. Crooner desde sus inicios como jovencito airado, su espléndida manera de cantar conjura como nadie las emociones de carácter intimista, combinadas con un regusto a atmósfera de pub inglés, saturado de tipos de clase media-baja, humo de cigarrillos proscritos e inacabables pintas de cerveza. Estas imágenes son las que convierten la voz de Elvis Costello en algo identificable a la primera y lo que le permite servir en bandeja maravillas vocales como las que suenan en Veronica, Allison o Brilliant instant. Ya no salen cantantes como éste.Al final, los aplausos del público obligaron a Costello a ofrecer hasta tres bises, forzando que la hora de finalización del concierto llegase hasta la medianoche y estirando en la medida de lo posible la mejor, probablemente, de cuantas veladas musicales con marca de whisky se han producido durante este verano en la capital.

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