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Cabeza de turca

Un puñado de organizaciones feministas turcas se han constituido en parte acusadora en una denuncia ante los tribunales de su país contra Tansu Çiller por "fraude y publicidad engañosa". Y es que, buscando a toda costa mantenerse en el Gobierno para escapar a un proceso por corrupción, Çiller ha ofrecido en fuente de plata la jefatura del Ejecutivo a Necmettin Erbakan, al que hasta anteayer calificaba de jefe diabólico de las fuerzas oscurantistas. Que sea una dama destocada, que viste a la europea, presume de economista formada en escuelas anglosajonas y lidera el laico, conservador y prooccidental Partido de la Recta Vía, la que haya permitido la llegada al poder de los islamistas del Refah, el Partido del Bienestar, es la Primera de las muchas paradojas de la apasionante situación turca.Si Mustafá Kemal, Atatürk, levantara, la cabeza lo más probable es que desenvainara el sable y se pusiera de nuevo al frente de sus tropas. A comienzos de los años veinte, Atatürk fundó manu militari la actual república laica turca sobre las ruinas del imperio otomano, precisamente porque estaba convencido de que la principal causa de la decadencia de su pueblo era el apego a la religión musulmana. No obstante, los militares, sus poderosos albaceas, han acogido con prudencia la formación del primer Gobierno dirigido por un islamista desde la fundación de la república. En cierto modo, estamos ante lo contrario de lo ocurrido en Argelia, donde la victoria electoral del FIS fue abortada por el Ejército; y ello prueba la mayor solidez de Turquía frente a Argelia.

Turquía comienza un experimento consistente en averiguar si el islamismo es soluble en la democracia. Muchos demócratas, en Turquía y fuera de Turquía, creen que vale la pena concederle una luz ámbar al hecho de que, por primera vez, una formación islamista acceda a la dirección del Gobierno de un país musulmán por la vía parlamentaria y en un marco de democracia pluralista. En primer lugar, porque un golpe militar en frío concedería el aura del martirio a Refah -que con el 21,7% de los sufragios en las legislativas de diciembre de 1995 es la primera fuerza del país- y podría abrir un proceso de radicalización y violencia a la argelina. En segundo lugar, porque quizá el ejercicio del gobierno obligue al partido de Erbakan a continuar su evolución hacia el pragmatismo. Cabría así la posibilidad de que Refah, que se presenta como una formación moderada dentro de los parámetros integristas, se convirtiera en relación a los islamistas libaneses, palestinos o argelinos en lo que la democracia cristiana europea en relación a movimientos ultras como los guerrilleros de Cristo Rey.

Erbakan, conocido por los suyos como hodya o maestro, no es un joven y mesiánico barbudo, sino un político a punto de cumplir 70 años que ya fue miembro de tres gobiernos de coalición en los años setenta. De momento, ha anunciado que no rectificará la línea prooccidental de la política exterior de su país -que conducirá en calidad de ministra la propia Tansu Çiller-, y ha querido simbolizar ese giro acudiendo el 4 de julio, fiesta de la independencia norteamericana, a la recepción de la embajada de EE UU en Ankara. Erbakan se ha comprometido asimismo a respetar la Constitución laica, recordando que en Estambul, donde Refali ostenta la alcaldía desde 1994, no se ha impuesto ni la ley seca ni el uso del velo femenino.

Si a favor de la idea de la luz ámbar juega también la fragilidad sustantiva y parlamentaria del matrimonio de conveniencia entre Erbakan y Çiller -el ex primer ministro Mesut Yilmaz dio ayer seis meses de vida al nuevo Gobierno- , otros demócratas, turcos y no turcos, esgrimen como peligro la posibilidad de que el ejercicio del poder conceda credibilidad y popularidad a un Refali que, en una fase posterior, tras ampliar su peso electoral, podría mostrar su verdadero rostro; el que ya adelanta, por ejemplo, el hecho de que en sus escaños parlamentarios no se siente una sola mujer. Según esa nada desdeñable hipótesis, a la triplemente conflictiva -Balcanes, Cáucaso, Oriente Próximo- encrucijada turca se le ha añadido una nueva bomba de relojería, cuya explosión pagarían en primer lugar con su cabeza las compatriotas de Çiller.

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