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Entrevista:

"Los madrileños tienen sentimientos muy íntimos"

Nacido en Duisburg, un pueblecito alemán vecino de Colonia, en 1935, Hirsch rebusca por Madrid, donde reside desde 1988, los rostros más fotogénicos, acompañado siempre de su pequeño diccionario castellano-alemán. Hace casi diez años que, en la plaza de Cibeles, una chica morena de aspecto taciturno interrumpió su refresco con burbujas para escuchar a un fotógrafo alemán que buscaba, por Madrid la musa perdida. La muchacha posó sin darse apenas cuenta y fue aquél el primero de una larga serie de retratos, género favorito de Eberhard, que, según las opiniones de todos sus modelos, domina hasta el punto de hacer innecesaria cualquier pose forzada o poco natural. Recientemente, Hirsch ha recorrido la intimidad del escritor Juan Goytisolo, huidizo con las cámaras, retratando sus gestos y costumbres sin que su objetivo dejara -ni en el escritor ni en sus entornos- el mínimo rastro de un disparo.

Pregunta. ¿Madrid es su ciudad?

Respuesta. Absolutamente. Uno pertenece al sitio donde paga sus impuestos. Vivo en la zona de Marqués de Vadillo; antes, en un barrio más céntrico, en la calle de Augusto Figueroa, y en Madrid me siento cómodo porque he encontrado a mi gente. Vivo aquí para sorpresa de todos mis amigos de Hamburgo.

P. Quizá también para la nuestra.

R. Los nacidos en países centroeuropeos nos pasamos la vida mirando al Sur. La relación entre alemanes y españoles es muy especial, siendo distintos.

P. Desde Madrid, ¿puede seguir aprendiendo?

R. Estoy aquí porque me siento muy unido a estas gentes. Tampoco vine a España en busca de fotógrafos, que los hay y muy buenos, sino porque aquí estoy haciendo el trabajo que realmente me interesa. La fotografía, para mí, consiste en encontrar.

P. Por ejemplo, ¿qué?

R. Mi primer viaje a Madrid fue maravilloso. Con la ayuda de unos amigos. empecé a preguntar a, la gente si se dejaba retratar y conseguí mis primeros trabajos. Nunca he querido robar imágenes, sino que los personajes posen cómodamente para mí.

P. ¿Los madrileños se prestaban?

R. Sí, perfectamente. Me tomaban muy en serio. Mi miedo siempre fue que pensaran de mí como si fuera un turista.

P. ¿Ha cambiado esta ciudad desde 1988?

R. Muchísimo. Antes me gustaba bastante más. Conserva, como toda España, esa intimidad de sentimientos donde los valores son muy de cada uno. A este país le está agotando el esfuerzo que realiza por abrirse a Europa.

Retratos de Juan Goytisolo. Sala de Cultura del Círculo de Lectores. O'Donnell, 10.

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