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Bono quiere restar poder a González

Anabel Díez

El liderazgo de Felipe González encontró ayer de nuevo respaldo casi unánime entre los dirigentes del PSOE, que le piden que sea él quien encabece en el próximo congreso la esperada renovación socialista. Con este apoyo, González apaga la tormenta desatada con la presunta financiación irregular del PSOE en Andalucía, que hizo perder a algunos dirigentes los nervios y sugerir la destitución de la ejecutiva federal en bloque. Sin embargo, el cierre de filas presenta fisuras. Si Rodríguez Ibarra proponía una "renovación total" y José Borrell hablaba de "regeneración", José Bono alerta contra un exceso de concentración de poder en manos de González. Almunia desvía el debate y da por finalizada la tregua con el PP.

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En la última reunión de la ejecutiva socialista, hace dos días, Felipe González se mostró favorable a que en el próximo congreso del partido se produzca una renovación. "Un nuevo Suresnes", llegó a decir. Y la respuesta que le da la mayoría de los dirigentes del partido es que él debe encabezar esa renovación. Alguno, no obstante, introduce matices en esta nueva apuesta por el líder.El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, no fue ayer tan ortodoxo como la mayoría de sus compañeros. Aunque considera a González un patrimonio del partido de enorme magnitud, opina que no hay que excluir "a nadie" en los procesos de renovación. "Nadie tiene bula. Yo no excluyo a nadie", enfatizó en declaraciones a Radio Nacional de España.

Y fue más lejos. Él valora "lo que Felipe González significa en el socialismo"; pero si va a seguir llevando las riendas, ha de ser con menos poder. Bono cree que en el PSOE ha habido un exceso "de concentración de poder en manos de Felipe González y Alfonso Guerra". Ahora, visto lo visto, apuesta "por una nueva etapa" en la que la ejecutiva federal tenga un carácter "más participativo".

Renovación, sí: de ideas, de organización del partido y de personas, añadió Bono. Pero, advirtió, no la renovación "que quiere hacer el PP, que busca renovar a Felipe González. Algunos metiéndole en la cárcel, otros echándole de la política".

A la tesis de que González está más que capacitado para encabezar esa renovación se unieron Joan Lerma, secretario general de los socialistas valencianos; el diputado Joaquín Leguina; el ex ministro Juan Alberto Belloch; el alcalde de Barcelona, Pasqual- Maragall; el presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Joaquín Almunia, y la ex ministra Cristina Alberdi, que se niega a hacer "tabla rasa" retirando a los actuales dirigentes.

Belloch recaló en Bilbao para defender a tumba abierta el liderazgo del secretario general del PSOE, la única persona dentro del partido que, declaró, tiene "autoridad moral" para hacer el proceso de renovación. Belloch añadió que el debate abierto por el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, no es ni procedente ni oportuno, y lo llegó a calificar de "error", informa Aitor Guenaga.

El ex ministro no dudó que Rodríguez Ibarra propusiera "con absoluta buena fe" la discusión sobre la renovación, pero él opina que no es sensato hacerlo en estos momentos. Sus manifestaciones incluyeron un reto: Si alguien pretendiera desbancar a González, "tendría que llegar a tal nivel de pactos, de acuerdo con el conjunto de las fuerzas reales y sensibilidades que hay dentro del socialismo, que lógicamente no podría cambiar nada; bastante haría con encontrar los apoyos suficientes para sostener su candidatura".

Atacar al Gobierno

Para dar ejemplo de acatamiento con la última circular interna del partido, Joaquín Almunia fue más allá del fiel apoyo a González y cambió de tercio. Dio oficialmente por terminado el periodo de abstinencia crítica con las medidas del Gobierno de José María Aznar que el PSOE llevaba ejerciendo desde que el PP llegó al poder. En los cursos de verano que el PSOE celebra el Galapagar (Madrid), Almunia resaltó que la reunión de la ejecutiva del lunes se saldó con una evaluación negativa de las medidas adoptadas por los populares y proclamó que se acabó la tregua, informa Daniel Salado. Precisó, no obstante, que González permanecerá hasta después del verano en una "prudente segunda fila".Almunia explicó que la ejecutiva se empleó en criticar las decisiones económicas "de un Gobierno de derechas" que no ha tomado "ni una medida" para mejorar la capacidad de generar empleo. Al contrario, las principales preocupaciones del Ejecutivo de Aznar han sido, dijo, sentarse a discutir con los defensores de una reforma drástica del mercado de trabajo, favorecer la renta del capital y reducir el peso del sector público a base de vender empresas.

Frente a todos los anteriores, la corriente Izquierda Socialista se tomó al pie de la letra la propuesta de Felipe González de hacer "un nuevo Suresnes"; es decir, la repetición del congreso del PSOE celebrado en esa localidad francesa en 1974 y que llevó consigo la destitución de los dirigentes socialistas en el exilio por una nueva hornada encabezada por el hoy secretario general. Antonio García Santesmases, uno de los portavoces de esta corriente crítica, recordó que aquel congreso supuso "un auténtico cambio generacional" y espera que ahora pueda ocurrir lo mismo.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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