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LA LUCHA POR EL KREMLIN

"¡No permitas el caos rojo!"

La propaganda del Kremlin se centró en una sola idea: el comunismo está podrido

Pilar Bonet

Privada de la oportunidad de exaltar las virtudes de su mercancía -Borís Yeltsin-, la propaganda electoral del presidente de Rusia ante la segunda vuelta electoral trató de demostrar la pésima. calidad del género que vende el bando de, Guennadi Ziugánov y se concentró en una sola idea: el comunismo en Rusia está podrido desde hace tiempo.Desde todas las cadenas de televisión y de forma masiva, los ciudadanos han sido bombardeados con anuncios que respondían a un mismo esquema. Primero aparecía una figura respetable de la intelectualidad rusa o bien un ciudadano de aspecto más bien humilde, lo que quedaba subrayado frecuentemente por un chaleco de punto de confección casera. Todos se pronunciaban en contra del retorno de los comunistas al poder, y algunos recordaban la experiencia de sus abuelos expropiados.

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Seguían después unas imágenes documentales con terroríficas escenas: niños famélicos de cuerpos depauperados, ejecuciones de tiro en la nuca, campos de concentración, bolcheviques en plena tarea de derribar campanarios. Y el conjunto iba acompañado de un texto en el que, a tenor de las imágenes, alternaban tres ideas: "En 1917 nadie en Rusia podía pensar que el hermano atacaría al hermano y el padre al hijo", "que podía haber hambre"', "que iban a fusilar a familias enteras y a eliminar a pueblos enteros". "Los comunistas no han cambiado, ni siquiera han cambiado su nombre. Tampoco cambiarán sus métodos. Aún no es tarde para evitar la guerra civil". El clip concluía con una exhortación al elector -"¡No permitas el caos rojo!"- y una invocación al mismo Dios en el tipo de letra habitual en la liturgia ortodoxa: "Salva y conserva a Rusia".

La campaña de Yeltsin en esta segunda vuelta -con una anulación en cadena de todas las actividades públicas a partir del pasado miércoles y el acceso restringido a sus allegados más próximos- contrastó con la primera vuelta, donde la figura central fue el mismo presidente, dinámico y en plena forma, de acuerdo con los criterios de Igor Malashenko, el director de la cadena de televisión privada NTV, partidario de crear el acontecimiento y después, informar sobre él.

El ritmo de la primera vuelta fue muy pesado para Yeltsin, que sufrió dos infartos el año pasado. Sin embargo, medios próximos al Kremlin, creen que el presidente se resintió sobre todo, tras la primera vuelta, de los sofocos que le dieron sus aliados, y especialmente el ex responsable de las privatizaciones Anatoli Chubáis, que en la noche del 19 al 20 de junio fue uno de los protagonistas del llamado telegolpe,es decir, la ofensiva de uno de los grupos de influencia que compiten por los favores del líder ruso contra el grupo que dirigía Alexandr Korzhakov, el jefe del Servicio de Seguridad del Presidente. Con el apoyo de Tatiana, la hija de Yeltsin, Chubáis consiguió que el presidente destituyera a Korzhakov y a sus aliados, incluido el jefe del servicio federal de Seguridad y el viceprimer ministro, Alexandr Soskovets. Esta aparente victoria de los reformistas frente a los conservadores, en la que Borís Yeltsin sacrificó con pesar a uno de sus fieles aliados, se volvió después en contra de sus promotores, ya que el intento de sacar medio millón de dólares de la sede del Gobierno, protagonizado por miembros del equipo de imagen de Yeltsin, se interpreta a nivel popular como una prueba más de la corrupción en las altas esferas del poder.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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