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Israel denuncia a Siria tras la muerte de tres soldados en una emboscada guerrillera palestina

Una emboscada contra una patrulla que causó ayer la muerte de tres soldados israelíes en el valle del Jordán sirvió como argumento al nuevo primer ministro de Israel, el conservador Benjamín Netanyahu, para inistir sobre la "incompatibilidad total que existe entre el terrorismo y el proceso de paz". El incidente se produjo poco después de que el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, abandonara Jerusalén y se reuniera en El Cairo con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y con el líder palestino, Yasir Arafat.

El ataque, de cuya autoría se responsabilizó desde Damasco el grupo palestino Fatah-Intifada, que dirige el coronel Abu Mussa, es el primero desde la investidura hace una semana del nuevo Gobierno israelí. Los atacantes se infiltraron desde territorio jordano y atacaron cerca de Jericó a un vehículo militar israelí. Tres soldados resultaron muertos y otros dos heridos, uno de éstos de otro vehículo que intentó repeler la acción.Netanyahu, en una entrevista concedida a la radio nacional del país, no tuvo pelos en la lengua y acusó directamente a Siria de respaldar el terrorismo en la región contra Israel, Jordania y Turquía. Recordó los reproches que el rey Hussein de Jordania hizo durante la cumbre árabe celebrada el pasado fin de semana en El Cairo al presidente Hafez el Assad por su presunto respaldo a los grupos terrorístas que operan en la zona, así como la tensión sirio-turca por la ayuda que presta Damasco al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lucha por independizarse de Turquía.

"Los cuarteles generales de Hamás, Yihad Islámica y del Frente Popular para la Liberación de Palestina tienen su sede en Damasco, lo que es inadmisible. No se puede hablar de paz y al mismo tiempo apoyar al terrorismo", sentenció Netanyahu. El jefe del Gobierno israelí propuso una "estrecha cooperación internacional" para acabar con el terrorismo, y agregó: "El pueblo de Israel ha elegido a un primer ministro que tiene otras prioridades que las que tenía el anterior Gbinete".

Netanyahu indicó en la entrevista que no tiene intención de reemprender las negociaciones de paz con Siria mientras el régimen de Damasco continúe apoyando las acciones de Hezbolá contra Israel y dé hospitalidad a las organizaciones terroristas palestinas.

Estas palabras del nuevo primer ministro marcan una neta ruptura con las concepciones políticas del Gobierno precedente. Tanto el asesinado Isaac Rabin como Simón Peres habían llegado a la conclusión de que sólo la paz con los países vecinos podría acabar con el terrorismo, al privar a los terroristas de sus justificaciones ideológicas y del apoyo popular. Los dos dirigentes laboristas estaban dispuestos a hacer importantes concesiones territoriales a palestinos y sirios con el fin de sellar una paz global.

Sin embargo, Netanyahu afronta el problema desde un punto de vista exagerado y se niega a hablar de un eventual compromiso territorial. El líder conservador es muy claro al respecto: "Mientras se dispara no hay discusión". Y por consiguiente, la continuación del proceso de paz dependerá de que cese el terrorismo.

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Para el diputado y antiguo ministro laborista Yossi Beilin tal actitud es un "error grave", porque permite a cualquier grupo terrorista tener como rehén al proceso de paz en sí. Cada terrorista, según Beilin, podría frenar las negociaciones de paz con palestinos o sirios a su antojo y de ahí la lógica absurda de reducir todo a "terrorismo o paz".Presión norteamericana

Entretanto, Siria pidió ayer a Estados Unidos que presione a Netanyahu para que admita la política de paz por territorios como sostienen los países árabes. Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, dijo en El Cairo que esa política es correcta, pero que tal vez tenga que ser adaptada a la nueva realidad que representa la llegada de un Gobierno conservador a Israel, en clara referencia a los puntos de vista israelíes sobre seguridad. Así se lo dijo el jefe de la diplomacia de Washington ayer al presidente egipcio, Hosni Mubarak, y al líder palestino, Yasir Arafat. "Estados Unidos todavía busca una paz global en la región sobre las bases de la Conferencia de Madrid [de 1991] y continuaremos trabajando con todas las partes en el proceso, pero el camino para lograrlo no es fácil ni rápido", pareció justificarse Christopher ante la desconfianza árabe.

El secretario de Estado norteamericano defendió "las relaciones estratégicas [de EEUU] con Israel ( ... ) y no intentamos cambiar esta posición por ninguna razón, pero tampoco cambiaremos nuestra posición sobre otros asuntos", en relación al proceso de paz en Oriente Próximo que su país copatrocinó con Rusia.

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