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El titular chino de Exteriores maniobró para no hablar de derechos humanos

El presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero, y el titular de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, se interesaron ayer, cada uno a su manera, pero ambos con discreción, por la situación de los derechos humanos en China al recibir, el primero, al presidente Jiang Zemin, y, el segundo, a su homólogo Qian Quichen. Este obligó a cancelar una rueda de prensa con su anfitrión para no responder a preguntas sobre este delicado tema.

La Oficina de Información Diplomática había anunciado, extraoficialmente, que, como suele ser habitual, Matutes y su huésped Qian darían hoy una rueda de prensa tras la entrevista que iban a mantener los dos responsables de Exteriores. El jefe de la diplomacia china insistió, sin embargo, en que el tiempo previsto para su conversación con Matutes era escaso y pidió alargarlo en detrimento de la conferencia de prensa.Durante los preparativos de la visita a España del presidente Jiang Zemin, que empezó ayer, los responsables chinos se resistieron a organizar cualquier encuentro colectivo con la prensa. En círculos diplomáticos españoles se sospecha que querían evitar responder a preguntas sobre los atropellos en su país de los derechos humanos.

Jiang Zemin visitó ayer el Senado, acompañado por su presidente, Juan Ignacio Barrero, y por el presidente del Congreso, Federico Trillo. Barrero, cuyo discurso fue redactado en colaboración con Asuntos Exteriores, resaltó que no son sólo los parámetros económicos los que engrandecen a un país sino también la introducción en su ordenamiento político y social de valores como el respeto a la dignidad de la persona, a sus derechos inviolables y al libre desarrollo de la personalidad.

Más tarde Matutes "se interesó" ante Qian por la situación de los derechos humanos en China, según explicó su portavoz, Inocencio Arias, quién subrayó que "el Gobierno español siempre ha abordado el asunto de los derechos humanos con todos los países, sin excepción" aunque en algunos casos es mejor hacerlo con discreción.

Su interlocutor le contestó, según Arias, que en un país en vías de desarrollo como China "las consideraciones sociales pueden, a veces, primar sobre los derechos humanos". Añadió que entre 60 y 70 millones de chinos viven por debajo del umbral de la pobreza.

El grueso de la conversación con los interlocutores chinos no versó sobre derechos humanos sino sobre relaciones comerciales. Qian animó a los empresarios españoles a invertir más en China pero sus anfitriones insistieron en que Pekín debía flexibilizar y acelerar las formalidades administrativas para permitir la instalación de las compañías españolas. Matutes se quejó además de las imitaciones de Cola Cao puestas a la venta en el mercado chino y su homólogo prometió que su Gobierno actuaría sin contemplaciones para acabar con las falsificaciones.

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El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, pidió al presidente chino que le regale un nuevo panda como Chu-Lin que falleció recientemente.

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