A los colegas de tasca
Veo el partido en una tasca y cuando sale Clemente se arma tal bronca que su afición a zurrar periodistas parece una caricia. El otro día, cuando el gol que Alfonso y Amor metieron a Rumania contra Clemente, a un colega de barra le dio un vahído, cayó redonde al suelo y hubo que llamar a urgencias. Y se oyó por allí que los jueces, además de fondos reservados, deben investigar si los cardiólogos españoles tienen últimamente la consulta repleta de amagos de infarto y dan por este aumento de clientela comisión a Clemente. Disentí: calumniar a Clemente se está convirtiendo en vicio nacional y es injusto colgarle que si los infartos aumentan es por culpa suya, cuando es evidente que los culpables son los jugadores que salen al final, desobedecen sus órdenes de patadón y aburrimiento y juegan clandestinamente a crear belleza y meter goles.-
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