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Dos policías se enfrentan a 220 años de cárcel por el cuádruple crimen de Nigrán

La Audiencia de Pontevedra ha reservado tres días a partir de hoy en sesiones de mañana y tarde, para celebrar del juicio por el cuádruple asesinato de Nigrán (Pontevedra), en el que están inculpados dos funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía de Vigo y que conmocionó a la sociedad española por la brutalidad con la que los supuestos criminales asesinaron a tres miembros de una misma familia y a la empleada del hogar en su chalé, en la madrugada del último día de enero de 1994.

Los hechos que comienzan a juzgarse hoy son propios de un thriller cinematográfico en el que no faltan argumentos singulares, como el hecho de que los dos policías, Jesús Vela Martínez y Manuel Lorenzo Vázquez, fuesen capturados al día siguiente del crimen aparentando llevar una vida normal y que casi la totalidad de los 20 millones de pesetas que lograron del empresario asesinado, David Fernández Grande, apareciesen sin apenas esfuerzo.Los dos agentes encausados no son, precisamente, un ejemplo sin tacha del Cuerpo Nacional de Policía. Jesús Vela se encontraba en situación de segunda actividad en las fechas en que se cometieron los hechos, como consecuencia de varias sanciones impuestas en sendos expedientes, en tanto que Manuel Lorenzo había sido sancionado en varios expedientes y había sido objeto de control y seguimiento por parte de la Brigada de Régimen Interior en diciembre de 1993 y enero de 1994 a causa de varias denuncias presentadas contra él.

Indemnización

Precisamente, el hecho de que los delitos no fuesen cometidos por los procesados en el ejercicio de sus funciones como policías es lo que alegará el abogado del Estado para evitar que la Administración pague los 2.000 millones de pesetas solicitados como indemnización por el letrado de la familia.

El fiscal pide para cada uno de los encausados más de 220 años de prisión por delitos de detención ilegal, robo con homicidio, asesinato consumado y asesinato en grado de tentativa, así como una indemnización de 200 millones para los dos hijos del empresario que siguen con vida, David y Pedro Fernández Sanromán.

Las tres acusaciones particulares, en representación del Sindicato Unificado de Policía, de la familia del empresario y de la empleada del hogar, solicitan la misma pena que el representante del Ministerio Público. La defensa de Manuel Lorenzo admite que su patrocinado podría haber cometido los delitos de detención ilegal, pero no el resto. El abogado de Jesús Vela considera que su cliente no fue el autor de los hechos.

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Según el relato del fiscal, los dos policías urdieron un plan para conseguir una elevada cantidad de dinero del empresario del granito, David Fernández Grande. Para ello Manuel Lorenzo facilitó a Jesús Vela los datos precisos acerca de la floreciente situación económica de la víctima y el emplazamiento de su vivienda unifamiliar en Priegue (Nigrán).

Pasadas las ocho de la tarde del 31 de enero de 1994, llegaron al chalé y se identificaron como policías ante la esposa del empresario, Pilar Sanromán Fernández, y requirieron la presencia del hijo mayor, David Fernández, para ser trasladado a la comisaría.

Tras interrogar al joven, los dos policías se enfundaron unos guantes, empuñaron sus armas y obligaron a David, a Pilar Sanromán y al hijo menor a entrar en el salón, donde les maniataron y amordazaron.

Un par de horas más tarde regresó a la vivienda el empresario, que inmediatamente fue esposado por los dos inculpados. Al poco tiempo llegó la hija, Marta Fernández, que también fue inmovilizada en el salón.

En esa situación permaneció la familia durante un tiempo prolongado. Los procesados exigieron al empresario una suma de 200 millones de pesetas, que poco a poco fue rebajada hasta los 20 millones. Así pasaron toda la noche, con la promesa de que el empresario podría conseguir el dinero exigido por los secuestradores desde el amenecer del día siguiente.

A sangre fría

A primeras horas de la mañana llegó al chalé la empleada del hogar, Ana Isabel Costas Piñeiro, que inmediatamente fue también atada y amordazada. A las dos de la tarde un empleado del empresario llegó a la vivienda para entregarle los 20 millones de pesetas.

Conseguido el dinero, los policías distribuyeron a los cinco miembros de la familia y a la empleada del hogar en varias dependencias de la casa y los fueron asesinando uno tras otro.

Sin embargo, los dos hijos pudieron salvarse. Ambos se zafaron de sus ataduras y lograron echar el pestillo de la habitación que ocupaban para pedir auxilio desde una ventana.

Manuel Lorenzo fue detenido ese mismo día a las 23.00 horas, cuando salía de una cafetería, mientras que Jesús Vela fue arrestado a la misma hora cuando se disponía a depositar la basura en un contenedor, a las puertas de su domicilio.

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