Carrera contrarreloj para evitar la guerra comercial entre EE UU y China
Los negociadores chinos y estadounidenses mantuvieron ayer en Pekín unas negociaciones maratonianas para evitar el estallido de la guerra comercial entre ambas potencias comerciales. En una carrera contrarreloj, Pekín y Washington intentaron limar sus diferencias sobre la piratería que hace China de la propiedad intelectual estadounidense. De no lograrse el acuerdo, EE UU impondrá a partir de las 5.00 horas de hoy unos aranceles prohibitivos a productos chinos por valor de 2.000 millones de dólares (258.000 millones de pesetas).
Los representantes de China y de EE UU celebraron ayer una reunión que se prolongó durante más de 15 horas en un intento desesperado por llegar a un acuerdo que impida la aplicación de sanciones comerciales mutuas. Fuentes cercanas a la negociación aseguraron que ambas partes se esforzaban por limar sus diferencias y consensuar un texto final del pacto. "Estamos trabajando en ello, aunque queda mucho por avanzar aún", aseguró en uno de los descansos de la larga reunión la representante estadounidense de Comercio, Charlene Barshefsky.Las sanciones entrarán en vigor a partir de las 5.00 horas de hoy a menos que ambas partes sean capaces de resolver sus diferencias sobre la falta de protección de la propiedad intelectual estadounidense en China. Washington ha pedido a Pekín que actúe con contundencia para erradicar la piratería de productos estadounidenses que se fabrican en el gigante asiático a precios muy bajos. Ambas partes alcanzaron un pacto sobre esta cuestión el año pasado, pero Washington acusa a su socio asiático de no haberlo cumplido.
Cierre de factorías
EE UU exige desde hace años el cierre de las factorías que copian sus productos, en especial compact-discs, software, videos, etc..., y acusa a las autoridades chinas de actuar con excesiva lentitud. Las industrias estadounidenses afectadas estiman que esta práctica les cuesta unos 2.300 millones de dólares al año a causa de las ventas perdidas.
Según las fuentes asistentes a las reuniones, la oferta presentada por China para controlar la piratería no satisfacía del todo a la delegación estadounidense. Algunos observadores destacan que EE UU ha adoptado una postura más beligerante en esta negociación al coincidir con el año de las elecciones presidenciales.
Los negociadores chinos, por su parte, se mostraron optimistas sobre las posibilidades de alcanzar un acuerdo y destacaron el hecho de que en el último momento haya asistido a las reuniones la representante de Comercio estadounidense. La presencia de Barshefsky, opinan, es muestra de la voluntad estadounidense de evitar la guerra comercial. Pekín tiene previsto responder con sanciones similares a las medidas que tome EE UU.
Las autoridades chinas han querido dar muestra en los últimos días de su eficacia en la lucha contra la piratería de productos estadounidenses y han cerrado varias fábricas e interceptado exportaciones.
Fuentes de las industrias estadounidenses afectadas por la piratería aseguraron que la delegación enviada a Pekín ha identificado ya 13 factorías ilegales de las que exige su cierre inmediato y que tiene unas exigencias muy claras para asegurarse de que China controla esta práctica comercial desleal.
Asimismo, los representantes estadounidenses quieren que China refuerce su control en las fronteras para evitar la exportación de estos productos a otros países asiáticos y que abra sus mercados a los bienes y servicios procedentes de EE UU. "No soy ni optimista ni pesimista", declaró el presidente de la Asociación de la Industria de Grabación, Jay Berman, asistente a las reuniones. "Las autoridades chinas saben lo que tienen que hacer", sentenció.
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