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22 diputados palestinos se niegan a ser cacheados por la policía israelí

Israel desperdició ayer una brillante oportunidad para demostrar que quiere concordia con los palestinos al humillar a sus parlamentarios dispensándoles trato reservado a los sospechosos de terrorismo. La protesta de los 22 miembros del Consejo Legislativo de Gaza, que se negaron a ser cacheados por la policía israelí en el cruce fronterizo de Erez, impidió la celebración de una asamblea en la ciudad cisjordana de Nablús, donde el presidente Yasir Arafat esperaba obtener apoyo parlamentario a su política ante la llegada al poder en Israel del líder derechista, Benjamín Netanyahu.

Cruzar la línea que divide Israel de Gaza es cada vez más difícil. El argumento israelí es que, tras la cadena de atentados suicidas perpetrados en Israel hace casi cuatro meses, toda precaución vale, incluso la de cachear a miembros de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y a los diputados.La forzosa ausencia de los parlamentarios de Gaza, que se negaron terminantemente a ser cacheados por policías israelíes, paralizó el funcionamiento del Legislativo palestino que Israel reconoce y se ha comprometido a respetar. Mitri Abu Aita, uno de los vicepresidentes del consejo de 88 miembros, anunció la cancelación de la sesión en Nablús al afirmar: "Queremos protestar ante la obstrucción de las autoridades israelíes y demostrar solidaridad con nuestros colegas. Hoy no se celebrará la octava sesión del Parlamento palestino". Su colega Nahed al Rayes agregó indignado: "Es inaceptable que los miembros del Consejo Legislativo, que representan la dignidad del pueblo palestino, sean sometidos a ese humillante tratamiento". Los palestinos no han anunciado otra fecha para la nueva sesión.

Diálogo con Arafat

A pesar de la actitud de su guardia fronteriza, Israel trató ayer de calmar la ansiedad de los palestinos con la llegada de Netanyahu al poder. Tzachi Hanegi, una prominente figura del bloque Likud, dijo que su partido ha abandonado finalmente la idea de rechazar todo diálogo con el Gobierno de Arafat. "No nos vamos a pasar la vida tratando de desligitimizar a la OLP. No vamos a librar guerras del pasado", dijo. El diario Yedioth Ahronot lo decía ayer con claridad: Netanyahu "entiende que tiene que continuar con el proceso de paz". Pero añadía: "La coalición que ha sido elegida mantiene una posición de elevada sospecha frente al proceso con los árabes. Esta coalición va a ser más proclive a apretar el gatillo que el Gobierno anterior".La presión para ayudar a Netanyahu a deshacerse de su bien ganada imagen de halcón recibió ayer fuerza de Roni Milo, el alcalde de Tel Aviv, quien, a pesar de su militancia en el Likud, no forma parte del equipo íntimo del nuevo líder derechista. Milo teme que Netanyahu dé demasiado poder a los integristas judíos. Por eso resultaba ayer importante que Milo se hubiera reunido el martes con el dirigente palestino Faisal Huseini. El alcalde de la ciudad más progre de Israel es partidario de que el nuevo Gobierno trate bien a los palestinos o se atenga a las consecuencias.

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