La cumbre Habitat II de Estambul afronta el reto de cambiar la realidad
EE UU, opuesto a la ayuda internacional para las ciudades
Superada ya la traba dialéctica que ha ralentizado las negociaciones de la primera semana de la Cumbre de Estambul -el reconocimiento de la vivienda adecuada como uno de los derechos fundamentales, al que EE UU se oponía en solitario-, las delegaciones oficiales en la conferencia de la ONU sobre ciudades se enfrentan ahora al difícil y auténtico reto: cómo organizar, financiar y hacer efectivos los frutos de la reunión. Ahora EE UU se opone a que las ciudades reciban ayudas económicas internacionales.
Los países pobres aprovechan siempre estos grandes foros para solicitar que los desarrollados cumplan de una vez el tan prometido 0,7% del PIB como Ayuda Oficial al Desarrollo; en Estambul reclaman además que buena parte de ese dinero se dirija a las ciudades. Ahora, las grandes urbes captan un mínimo porcentaje de la cooperación internacional, menos del 5%. Recuerdan que las grandes amenazas de contaminación proceden de mega ciudades con crecimiento descontrolado como Lagos, México, Calculta o El Cairo. Algunos países quieren que incluso se alcance el compromiso de un porcentaje concreto. En este aspecto, EE UU vuelve a destacarse por su oposición frontal, e insiste en que las ciudades, no necesitan ayudas económicas internacionales, sino una buena gestión de los abundantes recursos que generan al irse construyendo. Está en juego también el futuro de la Agencia de Asentamientos Humanos de la ONU, con sede en Nairobi. Se perfila como postura mayoritaria que pase a dar cabida no sólo a gobiernos, sino también a parlamentos, ayuntamientos y ONG, para dar ejemplo de lo que se está predicando a los cuatro vientos en Estambul con el poco excitante término de "partenariado"; o sea, compartir gestión y responsabilidades, algo así como compañerismo entre ciudadanos y administraciones.Félix Arias, director técnico de la Dirección General de Vivienda y Urbanismo del Ministerio de Fomento, y miembro de la parca representación española en Estambul, destacó ayer que ésos son los dos grandes asuntos que debe resolver la cumbre. "Luego quedan", añadió, "otros problemas de lenguaje, al estilo del derecho a la vivienda, que aunque son menos importantes son los que más se airean". Los países islámicos y el Vaticano apuestan por incluir de forma destacada en el documento final el término familia, y otras delegaciones prefieren hablar de derechos de la persona. A ello hay que unir la constante petición de países africanos e islámicos para mencionar los "valores espirituales".
Arias explicó que, con todo, lo más atractivo de esta reunión está siendo la posibilidad de conocer las experiencias para resolver los problemas de las ciudades: el catálogo de buenas prácticas. En la base de datos hay 800 (nueve españolas), de las que la ONU seleccionó 100, entre ellas la remodelación de barrios de la periferia de Madrid.
Entre tanto, Estambul sigue tomada por la policía, cuya obsesión es deshacer el más mínimo atisbo de manifestación en apoyo de los kurdos. Así, el sábado volvió a disolver una concentración de miles de personas.
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