¿Whitewatter o Watergate?
Los republicanos creen fácil demostrar que el presidente Clinton tuvo un comportamiento delictivo
Un chiste sobre el escándalo conocido cómo Whitewater reflejaba acertadamente el estado de opinión en Estados Unidos: "Empiezo a pensar que Clinton es culpable", dice un confundido ciudadano, "aunque no sé de qué, ni cuánto me importa".Detrás de la maraña de personajes, fechas y documentos que unen Arkansas y Washington en una misteriosa trama de corruptelas, abusos de poder y delitos financieros, los norteamericanos están esperando a saber si su presidente es o no un sinvergüenza. Richard Nixon cayó cuando quedó claro que lo era en el caso del Watergate. Bill Clinton podría correr igual suerte si los republicanos consiguen probarlo.
"Nada por debajo de un procesamiento formal del presidente o de la primera dama afectaría seriamente Ias posibilidades de reelección de Clinton", opina Allen Lichtman, analista político de la American University.
Lo que Whitewater ha revelado hasta ahora es solamente que Clinton no fue excesivamente cuidadoso de su conducta ética durante los años en que fue gobernador de Arkansas. Aunque, como dice uno de los 1.200 entrevistados por el diario The New York Times en una encuesta reciente, "todo el mundo tiene algún esqueleto en el armario".
Esa misma encuesta muestra que el 76% de los electores no tiene intención de modificar su voto por lo que se ha sabido hasta ahora sobre Whitewater.
Que la repercusión política del Whitewater haya sido escasa hasta ahora no es garantía de que vaya a seguir siéndolo en el futuro. "Esto es como el ascenso a una pirámide en cuya cúspide se encuentra Clinton. Nos encontrarnos a mitad del camino", opina James Stewart, autor del libro de más éxito publicado hasta la fecha sobre el controvertido carácter del presidente.
Whitewater es el nombre de un proyecto inmobiliario iniciado por Bill e Hillary Clinton a finales de los años setenta en Arkansas junto a sus amigos James y Susan McDougal. La inversión fracasó pocos años después. Pero en 1992, cuando Clinton defendía su candidatura a la presidencia, The New York Times reveló que podría haber alguna ilegalidad tanto en la forma como el proyecto Whitewater fue manejado como en el trato que los socios de Clinton tuvieron mientras éste fue gobernador, particularmente en relación con la quiebra de la firma financiera de la que era propietario McDougal, Madison Guaranty. Desde ese momento, Whitewater es el término con el que se conoce el proceso de supuesta ocultación de datos sobre malversación de fondos públicos en torno a Madison y sobre el supuesto desvío de dinero de hombres de negocios de Arkansas para las campañas de Clinton.
De todo eso, ha quedado establecido lo siguiente:
- Que los socios de Clinton, James y Susan McDougal, así como el actual gobernador de Arkansas y antiguo amigo del presidente, Jim Guy Tucker, son culpables de delitos de corrupción y malversación.Que la Firma de abogados de Arkansas en la que Hillary Clinton trabajó, Rose Law, tuvo como cliente a McDougal, lo que podría plantear un conflicto de intereses.
- Que documentos de Rose Law que podrían contener información delicada desaparecieron cuando los pidió el investigador del caso.
- Que esos documentos habían estado desde 1993 en la Casa Blanca, en el despacho de Vincent Foster, amigo y asesor legal de los Clinton que se suicidó ese año.
- Que los documentos aparecieron de nuevo en agosto de 1995 sobre la mesa de una secretaria de Hillary Clinton.
- Que dos banqueros de Arkansas desviaron ilegalmente fondos para, la campaña de Clinton en 1990.
- Que un asesor del presidente reconoce haber tenido conocimiento de 7.000 dólares donados por los banqueros procesados.
- Lo que todavía tiene que establecerse para poner verdaderamente en problemas a los Clinton es lo siguiente:
- Que Clinton fue cómplice de McDougal en los delitos cometidos en relación con Whitewater y Madison.
- Que Hillary utilizó su influencia como esposa del gobernador para ayudar a su cliente en la quiebra de Madison.
- Que Hillary es responsable de la desaparición de los documentos que podrían implicarla en el Whitewater.
- Que Clinton promovió, o consintió, el desvío ilegal de fondos para sus campañas.
La oposición republicana cree que, por lo sabido hasta ahora, no será difícil probar un comportamiento delictivo por parte de la Casa Blanca. "Este caso no puede ser visto ya como un mero encubrimiento sin crimen", asegura Michael Chertoff, un abogado republicano que actúa como asesor principal de la comisión del Senado especialmente creada para investigar este affaire.
"Incluso si se llega a probar que el presidente o su esposa violaron la ley", argumenta Stephen Wayne, profesor de política de la Universidad de Georgetown, "tiene que demostrarse alguna violación que resulte relevante a los ojos de los electores".
Las oportunidades que quedan para demostrar algo serio en contra de Clinton o su esposa son las siguientes:
- La investigación del comité especial del Senado, presidido por el republicano D'Amato.
- El juicio contra los dos banqueros acusados de desviar ilegalmente fondos, que está previsto para el próximo día 17 en Arkansas. Los acusados pueden tratar de salvarse hablando en contra del presidente. El semanario Newsweek afirma que la cantidad que los acusados desviaron hacia la campaña de Clinton en 1990 no fueron 7.000 dólares, sino casi 200.000.
- La actuación del fiscal especial nombrado por el Departamento de Justicia, Kenneth Starr, republicano, que conduce su investigación tanto en Washington como en Arkansas y que dice estar cerca del final.
La Casa Blanca confía en que Starr no va a encontrar motivos para ese procesamiento, y que, por tanto, el escándalo del Whitewater puede quedar consumido este verano, con tiempo para que Clinton se concentre en su campaña electoral.
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