Cuba

Recién llegado del que espero sea mi primer viaje a Cuba, siento la necesidad de poner algunas cosas por escrito. Tres de ellas me han impresionado especialmente: el encanto y el embrujo de la ciudad de La Habana; la gente cubana, que sin duda es la más acogedora, vital y generosa de las que haya podido conocer en el planeta; y el sistema político del país caribeño, que es mucho más represivo, despiadado y reaccionario de lo que podía imaginar antes de llegar a la isla. De La Habana y de los cubanos nada diré que no se haya dicho. Sólo constatar que pasear por La Habana Vieja de día o de noche y hablar con la gente que irremediablemente sale a tu paso es uno de los placeres más gratificantes que un viajero pueda encontrar. Del sistema político, me gustaría comentar cosas que he visto y que han acabado con mis dudas sobre el sistema castrista. La gente en Cuba pasa hambre, lo cual para mí era una novedad, pues creía que el sistema tenía cubiertas las necesidades básicas de la población, y nada más lejos de la realidad. Y en palabras de los propios cubanos, de ello no tiene Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior sólo culpa el bloqueo norteamericano, sino sobre todo la dinámica que acostumbró al país a recibir petróleo, trigo, armas y dinero del "campo socialista", a cambio de mantener su ideología y hacer valer su posición estratégica. Pan para hoy, y como se ha demostrado, hambre para mañana. Pero sin duda lo que más me ha impactado, y lo que más me empuja a escribir es la falta de libertad del pueblo cubano. La gente, especialmente en las ciudades, tiene auténtico miedo, sobre todo de la policía. En cada manzana hay un representante del partido que mantiene informado a su correspondiente organismo de las tendencias o actividades políticas de cada uno de sus vecinos. ¡Como si pudiese haber alguna actividad política que no sea seguir ciegamente las trasnochadas consignas del Partido! También hay que decirlo, en esa misma manzana hay un médico que vela por la salud de sus acongojados vecinos. La sanidad es lo que mejor funciona en Cuba, pero la falta de medicinas la convierte muchas veces en algo simbólico.-