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Indemnización récord

General Motors debe pagar 19.200 millones de pesetas a un accidentado que quedo paralítico

Antonio Caño

Estados Unidos acaba de batir un nuevo récord en materia de indemnizaciones fijadas por los jueces. La compañía General Motors ha sido condenada a compensar con 150 millones de dólares (unos 19.200 millones de pesetas) a un hombre que quedó parapléjico a raíz de un accidente de tráfico que el denunciante atribuye a defectos de fabricación del coche en que viajaba. Se trata de la mayor suma jamás pagada en una situación de este tipo. En este caso, la perjudicada es la primera empresa de automóviles del mundo, que ha recurrido la sentencia.El caso ha llamado la atención, no sólo por lo abultado de la indemnización fijada, sino por el ruinoso precedente que establece para los productores de coches. Se calcula que unos 30 millones de norteamericanos son propietarios hoy de vehículos General Motors con las mismas características mecánicas y de carrocería que el protagonista de este juicio, un Chevrolet Blazer.

El veredicto, anunciado el lunes por un jurado de Alabama, ha sorprendido también por haberse producido apenas quince días después de que el Tribunal Supremo se pronunciase en contra de las "brutalmente excesivas" indemnizaciones a las que el ciudadano de EE UU ya está casi acostumbrado. La declaración del Tribunal Supremo, que pretendía acabar con una práctica muy frecuente en este país, estaba vinculada al caso de una persona que pedía dos millones de dólares a BMW porque le habían vendido como nuevo un coche "retocado de pintura".

Esa decisión favorable a BMW no ha influido, aparentemente, en el jurado de Alabama, en parte, por la tragedia que acompaña al caso sobre el que tuvieron que decidir. La víctima, Alex Hardy, de 38 años, ha quedado inmovilizado en la mitad inferior de su cuerpo como resultado del accidente que sufrió en agosto de 1991.

Alex Hardy sostiene que el accidente se produjo por la rotura del eje de su automóvil. Como resultado del choque, la víctima fue arrojada de su asiento y cayó sobre el asfalto. El denunciante se queja de que el cierre de su puerta no funcionó correctamente y que eso provocó que las consecuencias del accidente fueran peores para el conductor.

General Motors sostuvo durante el juicio que Hardy se durmió sobre el volante porque había bebido "unas cuantas cervezas de más", pero los representantes de Hardy presentaron un certificado de que éste había dado negativo en la prueba de alcohol que la policía le hizo poco después del choque.

Los abogados de la compañía demostraron que el conductor no llevaba puesto el cinturón de seguridad en el momento del accidente. Según la empresa, el cierre de la puerta funcionó perfectamente y el conductor salió despedido, en realidad, por la ventanilla." Este veredicto refleja que General Motors sabía que ciudadanos norteamericanos resultarían muertos o heridos por culpa de defectuosos cierres de los que la empresa tiene conocimiento desde hace al menos 14 años", manifestó George Fryhofer, uno de los abogados de Hardy.

La multinacional automovilística ya tiene cierta experiencia en litigios judiciales sobre supuestos fallos en la fabricación de sus vehículos. El año pasado, la empresa fue condenada a pagar 105 millones de dólares por un accidente causado por la explosión de una de sus camionetas tras un choque lateral. General Motors ganó después la apelación, pero aceptó un arreglo individual con cada uno de los propietarios de las camionetas del mismo modelo implicado en ese caso.

La poderosa empresa de automóviles confía en ganar ahora de nuevo la apelación en Alabama, basada en el criterio impuesto la semana pasada por el Tribunal Supremo, que pidió a los jueces que traten de equilibrar la severidad de la pena con la magnitud del delito en los casos de indemnizaciones. Las organizaciones de consumidores, sin embargo, han pedido que los castigos contra las empresas sean ejemplares cuando se trate de situaciones en las que están en juego las vidas de las personas.

Hasta ahora, la indemnización más elevada a la que había sido condenada una empresa automovilística en EE UU se había situado en 125 millones de dólares.

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