Entre el sultán de Brunei, la 'Barbie' y la aspirina
Cannon ha recogido hasta 16.000 records económicos en una nueva guía editada en el Reino Unido
Primero fue el Guinness Book of Records sin apellidos, y el mundo quedó fascinado por las múltiples curiosidades que su lectura podía aportar a una conversación convencional. Pero en un mundo que se mide cada vez más por cifras económicas y dimensiones cuantificables, era necesaria una actualización de este universo excéntrico. Darle respuesta a preguntas que van más allá de la simple curiosidad. ¿Cúal es la compañía más grande del mundo? General Motors, en Detroit (USA) ¿Y la peor bancarrota de la historia? La sufrida por Texaco (USA) en 1987. Tom Cannon, hasta no hace mucho director de la Manchester Business School, lo ha hecho con otra elaborada pieza de curiosidades, The Guinnness Book of the Business Records, que acaba de publicarse en el Reino Unido.Cannon ha recogido hasta 16.000 récords, tomados de diferentes fuentes económicas. Ni que decir tiene que la mayoría de las grandes compañías, nombres y negocios, llevan bandera de Estados Unidos y en este detallado catálogo España apenas figura.
Distribuidos en nueve capítulos, figuran datos sabidos como la fama de Coca Cola -la marca más conocida del planeta-, la riqueza del sultán de Brunei, todavía el más rico del mundo, el juguete que mejor se ha vendido en la historia, la muñeca Barbie, y el fármaco de mayor aceptación universal: la aspirina.
Pero el Guinnness Book of Business Records va mucho más lejos que eso al trazar el perfil económico y social de nuestro mundo. En él figura desde la empresa con más empleados, -los ferrocarriles indios con más de un millón y medio de operarios, si se exceptúa el Ejército chino con 4,7 millones de soldados-, hasta la compañía aerea con más beneficios, Singapur Airlines.
Desde la mayor indemnización, la recibida en 1989 por Ross Johnson al marcharse de la compañía JRJ Nabisco, nada más y nada menos que 53,8 millones de dólares de entonces, hasta la mayor empresa por dimensiones físicas: la planta de fabricación de Boeing en Everett, Washington (USA), una extensión de 27 millones de metros cuadrados. O el banco más antiguo de los que existen, el Monte Dei Paschi di Siena, que se fundó en 1472. La capital más cara para abrir un negocio, Bombay, y las siglas comerciales más largas: LAMSSPRSTMSHMMTWH, las del sindicato americano de obreros del mármol y del terrazo. A nadie le extrañará que sea el negocio del petróleo el más rentable, con dos compañías a la cabeza, Exxon (USA) y la anglo-holandesa Royal Ducht-Shell. Aunque desde que el mundo es mundo, el invento que mayores beneficios proporciona es la electricidad -unos 270.000 millones de dólares en 1990-, seguido por la informática.
Cannon justifica su libro en función de las propias características del mundo de los negocios, "gigantesco y excitante. Un mundo que vive instalado en los superlativos". Y no sólo eso, en la época de los mercados globales, un mundo que desea conocéerse a sí mismo en todo su vigor competitivo.
Huyendo de un recuento demasiado frío de datos económicos, Cannon ha incluido en un capítulo a los trabajadores, para dar a conocer que, por ejemplo, la huelga más larga de la historia, fue la de los peluqueros de Copenague en 1961 que duró 33 años. El país con más mujeres en el mercado de trabajo, es Suecia, con el 80% de sus féminas laboralmente activas.
En este apartado figura España, aunque no precisamente con un récord positivo. Nuestro país encabeza la lista parcial de mayor índice de paro entre los países industrializados, un 21,7%, según datos de 1993. Pero eso sí, de momento, y hasta que se celebren los de Atlanta, España puede vanagloriarse de haber celebrado los Juegos Olímpicos de mayor éxito comercial de la historia, los de Barcelona 92.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.