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ELECCIONES EN ISRAEL

El 'efecto Rabin'

El recuerdo del primer ministro asesinado en noviembre dominó el ultimo día de la campaña

Ronit ha venido hoy a la tumba de Isaac Rabin con una manoseada edición extraordinaria de un diario hebreo consagrada al magnicidio y un cuaderno donde escribir ideas, impresiones, poemas...". Sola o acompañada de amigos, Ronit, una estudiante de 20 años, delgada, pálida y de negro pelo rizado, viene aquí con frecuencia. Ayer, jornada previa a las elecciones, se siente "particularmente triste". "Los israelíes no hemos aprendido nada de la muerte de Rabin", dice. "Está volviendo todo aquello que le mató el 4 noviembre: la división, el odio, el miedo, la cobardía ..."La tumba de Rabin es un sencillo conjunto de dos piezas curvadas de granito blanco y negro, con su nombre y la duración de su vida, 1922-1995. Está en el monte HerzI, donde también reposa Theodore Herz1, el hombre que, hace un siglo, publicó El Estado judío y creó la órganización Sionista Mundial.

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Hay mucho ajetreo ante la tumba de Rabin. A grupos de israelíes que viene a recogerse les suceden turistas norteamericanos que toman fotografías y filman videos. Los turistas ven cómo los israelíes colocan piedrecitas encima de la tumba, y les imitan.

Ronit ha venido con dos amigos, dos muchachos que, como ella, tienen el aspecto de un joven cualquiera de cualquier ciudad occidental. Los tres están dominados por ese sentimiento que se ha apoderado de los progresistas ísraelíes de que Benjamin Bibi Netanyahu ganará las elecciones.

"Me asusta mucho el que gane Bibi", dice Ronit. "El fue un miembro de la conspiración que desató el odio contra Rabin; él dirigió mítines en los que la ultraderecha llevaba carteles de Rabin con uniforme nazi". Uno de sus amigos añade: "¿Y esa propaganda de último minuto a favor de Bibi diciendo que es bueno para los judíos? ¿No es eso racismo? ¿Es que no hay israelíes árabes?".

Rabin está presente hoy en muchos labios y corazones israelíes. Mientras Bibi va a fotografiarse al Muro de las Lamentaciones, Peres inicia la última sesión del consejo de ministros antes de las elecciones con estas palabras: "Si no hubiera sido asesinado, Rabin estaría ahora sentado mi lugar. Tenemos que conseguir que viva su legado. Ha llegado la hora de que los profetas sustituyan en esta tierra a los guerreros".

Peres recuerda a Rabin con tono más que grave. Y es que a Netanyahu le está dando buenos resultados el uso demagógico del miedo, el dolor y la rabia provocados por los atentados suicidas de Hamás. Los últimos sondeos anuncian que Bibi sigue subiendo, y que, de producirse, la victoria de Peres será muy estrecha.

Uri Avnery, el escritor pacifista, publicaba ayer en The Jerusalem llost un artículo que él, pese a confesar que está "enfurecido" por algunas de las últimas iniciativas de Peres como "el prolongado cierre de los territorios palestinos, su venenosa operación Uvas de la Ira y su rendición ante generales de mente estrecha" anuncia que va a votar por el candidato laborista, "por las mismas razones por las que en 1992 voté a Rabin". "Esta elección es todo un referéndum sobre el proceso de paz", escribe Avnery. "Votar a Netanyahu significa: no a la paz con los palestinos; no a la paz con Siria; fortalecer las colonias actuales, y establecer nuevas colonias. Votar a Peres significa: continuar el proceso de paz que empezó en Oslo, el proceso que, necesariamente, conducirá al establecimiento de un Estado palestino al lado de Israel, un acuerdo sobre Jerusalén y un desmantelamiento parcial de las colonias".

Rabin renunció al Gran Israel que Isaac Shamir, el último primer ministro del Likud, había defendido a capa y espada, y por eso fue asesinado. Ayer se supo que, beneficiándose de una ley que garantiza a los presos el derecho al voto, Yigal Amir, el ultraderechista que mató a Rabin, votará desde la celda donde cumple cadena perpetua.

Los israelíes ya conocen los dividendos y los peligros del proceso de paz iniciado por Rabin. Ahora deben escoger entre seguir adelante, cargando con lo bueno y lo malo, o romper la baraja.

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