"Frío, frío, frío"

El pasado viernes Fraga bromeaba ante los periodistas sobre las informaciones que publicaban diversos diarios gallegos anunciando una inminente remodelaclón en profundidad de su Gobierno. Los cambios se anunciarán en su momento, venía a decir el jefe del Ejecutivo autonómico. Apenas tres horas después, el Consejo de Ministros confirmaba lo que era un secreto a voces: el consejero de Educación de la Xunta, Juan Piñeiro, acababa dé ser nombrado presidente del Consejo Escolar del Estado, por lo que deberá abandonar su cargo en Galicia.Y otra vez se puso en marcha la espiral de rumores que mantiene enredado al Gobierno gallego desde hace tres semanas. Como cuando Romay dejó la consejería de Sanidad para irse al ministerio o Diz Guedes abandonó Interior para asumir la Delegación del Gobierno. Todos los nombramientos estaban cantados desde mucho tiempo antes, pero sin que nadie sepa muy bien por qué, Fraga se toma con calma la provisión de las vacantes, envuelta siempre en un extraño secretismo.

En el caso del consejero de Educación, es difícil alejar la impresión de que ha sido una víctima del conflicto de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). El poderoso presidente del PP de Lugo, Francisco Cacharro, y varios alcaldes afines a él se sumaron a las manifestaciones en contra del mapa escolar de la Xunta promovidas por los padres de alumnos de las zonas rurales. Fraga, advirtió entonces a sus correligionarios que no estaban enfrentándose a un consejero, sino a todo el Gobierno. Dos meses después, ha rodado la cabeza de Piñeiro, gratificado, eso si, con un confortable puesto.

En el trasiego de cargos de Galicia a Madrid, Manuel Fraga podría perder incluso a su colaborador más fiel, el actual secretario de Comunicación del Gobierno autónomo, Jesús Pérez Varela, deseoso de emprender una nueva carrera en la Administración central o en la empresa privada.