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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Italia autonómica

ROMANO PRODI, al someterse ante el Senado a su investidura como jefe del Gobierno de Italia, ha emprendido el camino de una transformación en profundidad del Estado. En un primer paso, su Gobierno pretende avanzar hacia la Italia de las autonomías" en un proceso largo tiempo demorado de descentralización administrativa hacia los niveles regional y local. Más allá, Prodi deja en manos del Parlamento la posibilidad de ir a una nueva forma del Estado que podría ser la de un "federalismo cooperativo", si se aúna un consenso suficiente para la necesaria reforma de la Constitución, consenso que, por el. momento, no se da siquiera en las filas de la coalición de centro-izquierda del Olivo, que encabeza Prodi.Las diferencias entre federalismo y autonomismo -que Ortega y Gasset calificara en 1931 no sólo de "dos cosas distintas", sino "más bien antagónicas", pues la primera plantea una cuestión de soberanía- están hoy algo confusas y responden a cada cultura política nacional. En el debate político italiano se entremezclan. Pero de sus palabras cabe deducir que Prodi está principalmente hablando de autonomismo, al proponer la delegación de funciones administrativas y contables del centro hacia abajo, si bien no ha precisado aún cúales. Prodi, que pone por delante la idea de una Italia unida y fiscalmente solidaria entre sus regiones, logra con su propuesta autonomista tomar la iniciativa sobre la Liga Norte de Umberto Bossi, tácticamente secesionista, pero estratégicamente federalista. Bossi sabe que le conviene entrar a fondo en el debate federalista, no sólo porque en él se plantearán ternas que le importan de solidaridad entre regiones, sino porque espera así incrementar su peso político y sus futuras posibilidades electorales.

Aún le quedan a Prodi muchos pasos para afianzar su propuesta, porque la reforma del Estado italiano no puede limitarse al reparto de funciones entre el centro y los entes locales, sino que ha de afectar a la propia forma que adoptará el centro.

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