El Ejército ruso anuncia la caída de Bamut, bastión de la guerrilla chechena
El pueblo de Bamut, situado a unos 40 kilómetros al suroeste de Grozni, la capital chechena, cayó ayer en manos de las tropas federales después de cuatro días de encarnizados combates, según informó a los diputados rusos en Moscú Mijaíl Kolésnikov, jefe del Estado Mayor General del Ejército. Bamut era el último foco de resistencia activa de los guerrilleros en esta rejón de la república norcaucásica rebelde, y con su caída, afirmó Kolésnikov, finalizan "las operaciones militares de envergadura en territorio de Chechenia".
Sin embargo, fuentes de los rebeldes chechenos aseguraron ayer que los combates continúan en esa localidad.El general Kolésnikov explicó a los parlamentarios rusos -que exigieron a los militares un informe especial sobre la operación de Bamut- que de acuerdo con las conversaciones por radio de los guerrilleros que han logrado interceptar, "el enemigo comprendió la falta de perspectivas de continuar los enfrentamientos abiertos" con las tropas y "decidió pasar a actividades puramente terroristas realizadas por pequeños grupos".
MovIadí Udúgov, portavoz de los- separatistas, afirmó ayer, sin embargo, que los chechenos continúan ofreciendo una feroz resistencia a las tropas rusas en Bamut. Y según un representante del estado mayor guerrillero citado por la agencia Interfax, a las seis de la tarde (las cuatro en España) la artillería y la aviación rusa continuaban machacando el pueblo, y las tropas del Kremlin sólo habían logrado hacerse fuertes en los suburbios del norte de Bamut.
El parte sobre la toma de Bamut se recibió a las 14.50 (hora local), cuando las tropas rusas comenzaron "las operaciones de desminado y confiscación de armas". Kolésnikov no dijo si había prisioneros, y sólo reconoció la muerte de 22 soldados, cifra que los observadores consideran muy por debajo del auténtico número de muertos.
Las bajas de los independentistas en Bamut, según el ministro de Defensa, Pável Grachov, alcanzan a unos 400 guerrilleros muertos. Grachov se encontraba ayer en Novosibirsk, inspeccionando el distrito militar de Siberia, mientras en Moscú continuaban los rumores de su inminente cese. El ministro de Defensa envió ayer al presidente ruso, Borís Yeltsin, una invitación para tomar parte en la reunión que la cúpula del Ejército realizará a finales de este mes.
Grachov tratará de demostrar en esa reunión con Yeltsin que cuenta con el apoyo y la confianza del generalato y hacer ver a Yeltsin que su cese puede desestabilizar la situación interna de las Fuerzas Armadas, cosa que siempre es peligrosa, y más aún en vísperas de elecciones presidenciales.
Mientras tanto, las conversaciones entre Yeltsin y el líder separatista Zelimján Yandarbíev se celebrararán el próximo lunes, en el Kremlin, según ha asegurado el dirigente rebelde Aslan Masjadov en una entrevista publicada ayer por el diario francés Le Figáro. Sin embargo, Tim Gudelmann, el jefe de la misión de la OSCE en la capital chechena que hace de mediador entre Moscú y los independentistas, se negó a confirmar esa fecha. Yandarbíev declinó también revelar la fecha exacta de su reunión con Yeltsin, pero dijo que ésta "se está preparando con suma seriedad".
"Tanto la parte rusa como la chechena están dispuestas a hacer determinados compromisos que no dañen los intereses estatales de Rusia y Chechenia", declaró Yandarbíev.
Incluso si la caída de Bamut se confirma, ella por sí sola no significará el fin de la guerra, ya que el poder de resistencia de los separatistas chechenos es aún grande: cerca de 4.000 hombres sirven en los destacamentos guerrilleros chechenos, según datos dados a conocer ayer por el Ministerio del Interior ruso.
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