Crítica
En contestación a la carta publicada por EL PAÍS el domingo 5 de mayo titulada Hollywood versus España, de Anna Mosegui Thomas, quisiera criticar la clarísima postura nacionalista que destila. Mosegui Thomas afirma que "las personas deberían amar lo propio antes que lo ajeno", refiriéndose al apoyo que debería recibir el cine español por parte del público frente a los grandes estudios americanos (¿o simplemente frente a cualquier producto que nos llegue de allí?). Esta afirmación me parece una prueba del nacionalismo más irracional e infundado. No dudo de que el cine del país merezca más confianza por parte de los espectadores, confianza que, de hecho, está empezando a recibir en los últimos tiempos, pero no por ello ha de condenarse automáticamente al cine llegado de otros lugares, y tampoco a lo que Mosegui Thomas califica despectivamente de "cine yanqui".Quizá Mosegui Thomas no
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ha llegado a darse cuenta todavía de que el cine es un arte universal, como lo son todas las artes, y de que tomar una postura de cerrazón y desprecio ante algunas de sus manifestaciones no sólo acaba de perjudicar al arte en sí y a los que lo aman, sino que tampoco puede traer ningún beneficio al propio cine español. ¿Despreciaría alguien un cuadro de Van Gogh frente a uno de Velázquez simplemente por ser ajeno? De este modo, ¿pueden minusvalorarse obras maestras del cine extranjero, y americano, al que el mismo cine español debe tanto? En el arte no debe prevalecer la nacionalidad, sino la simple calidad. No el cine propio o el ajeno, sino el buen cine-
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