Expedientados 6 jueces por sus relaciones con un abogado de Berlusconi

Han pasado sólo dos años desde que Cesare Previti llegó a ministro de Defensa y coronó un sueño de poder gracias a Silvio Berlusconi, gran cliente de este abogado multimillonario cortejado por la buena sociedad italiana. Ahora el sueño se ha roto. Señalado por los fiscales de Milán en el centro de una trama de corrupción de los tribunales de Roma, el ex ministro y diputado de Forza Italia se ha convertido en una especie de apestado. Tanto, que seis magistrados de la capital han sido expedientados y están pendientes de traslado por el mero hecho de haber cultivado su amistad. Todo ello pende sobre Berlusconi como una amenaza.

El propietario de Fininvest y líder de Forza Italia aparece personalmente implicado en la primera de las investigaciones sobre Previti, la que dio lugar a la detención, en marzo pasado, de Renato Squillante, jefe de los jueces de instrucción de Roma y hombre que, hasta el mes pasado, estaba por encima de toda sospecha. Este tiempo transcurrido no ha servido más que para complicar las cosas.Prueba de ello es la medida adoptada hace 48 horas por la comisión disciplinaria del Consejo Superior de la Magistratura (CSM), órgano equivalente al Consejo General del Poder Judicial en España, de abrir expediente a seis magistrados cuyo traslado se pide por el único motivo de que mantuvieron estrechas relaciones de amistad con Previti.

Los seis magistrados denunciados son importantes. Dos han llegado ya al Supremo. Otro había sido ascendido a jefe de una fiscalía de provincias. Sólo uno tenía pendientes sospechas de corrupción, a resultas de una investigación distinta de la que nos ocupa. Pero cinco de ellos tienen en común que en 1988 viajaron a Estados Unidos pagados por Previti para participar en el homenaje que la comunidad italiana, rindió a Bettino Craxi, el ex primer ministro y ex líder socialista que se encuentra huido de la justicia desde hace tres años en Hamamet (Túnez).

El sexto juez que puede ser sancionado es, políticamente, próximo al Partido Democrático de la Izquierda. Sus problemas derivan de que sondeó a los magistrados milaneses, supuestamente para informar a Squillante, sobre la investigación abierta contra éste, cuando todavía era secreta.

La decisión del CSM ha caído en Italia como una bomba, no sólo porque tiende a confirmar antiguos rumores de que existe una extensa corrupción en la magistratura romana, sino debido al espaldarazo que representa para la investigación sobre Previti. Esta registró un paso importante el pasado viernes, con la detención de Giovanni Acampora, el segundo abogado romano de prestigio encarcelado en este caso.

Los fiscales sostienen que Acampora, Previti y Attilio Pacífico, el tercer letrado en cuestión, cobraron en Suiza 65.000 millones de liras (unos 5.500 millones de pesetas) de los herederos de un industrial para la presunta compra de un laudo favorable al cobro por ellos de una indemnización de un billón de liras. La magistratura milanesa parece tener entre manos otras operaciones de Previti relacionadas con intereses de Fininvest y Berlusconi. El ex ministro está en libertad porque es diputado.

Favores oscuros

Previti, que no desmiente el abultado cobro que se le atribuye y sostiene que se trata del pago de tareas profesionales perfectamente legítimas, es sospechoso de haber hecho a Berlusconi otros favores oscuros. Así, está investigado junto a Silvio Berlusconi y al hermano de éste, Paolo, por haber tramado desde el Gobierno un compló para hacer salir de la magistratura al fiscal Antonio Di Pietro, actual ministro de Obras Públicas en el nuevo Gobierno italiano, e impedir su entrada en política. "Silvio Berlusconi, si puede, debe tomar claras distancias de todo esto", se leía ayer en un editorial de primera página del Corriere della Sera. "Ya es grave su responsabilidad por haber favorecido el ingreso en política de este tipo de gente y, más aún, por haber convertido, a alguno de ellos en ministro de la República. Pero seguir aceptando hoy su proximidad significaría simplemente tener inmovilizado al centro derecha", añadía el influyente diario milanés, que precisaba: "Si puede, es decir, si puede sostener que Silvio Berlusconi es distinto de sus abogados".Pero el líder de Forza Italia guarda silencio, lo mismo que su principal aliado Gianfranco Fini, el máximo dirigente de Alianza Nacional. Ninguno de los dos políticos parece haber digerido todavía la derrota sufrida en las elecciones del pasado abril a manos de la coalición de centro izquierda del Olivo, y apenas hablan.

Berlusconi está en su casa, desde donde sigue las noticias sobre los distintos casos que le afectan, sobre todo, el de la corrupción de policías fiscales y el de la red exterior de Fininvest. En este último, ha pasado también a ser investigado Fedele Confaloníeri, presidente del grupo.