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Entrevista:

"En Madrid parece que han tirado las casas desde un avión"

Antiguo ceramista en Barcelona, su ciudad natal, Carlos Fuentes está cumpliendo su mejor sueño, el que nunca planeó. Tiene 19 años. Fue primer papel en su primera película, Antártida. Luego llegó La Celestina, y otra vez su nombre en grande para el reparto de Taxi, la crónica a cuatro ruedas de un Madrid oscuro que ilumina Storaro y dirige Carlos Saura. Tiene una sonrisa de cuerpo entero y el desaliño atractivo y casual de un héroe de barrio. Vive donde y con quien quiere. Disfruta de las cosas con un intenso paladeo, peca de ingenuo y cuenta conmovido cómo su familia, a la que adora, llora de emoción su buena suerte. No es solo legítimo que piense en las estrellas, sino comprensible que trepe como un gato hasta el tejado de su casa y medite en alta voz: "De aquí no hay quien me baje".Pregunta. ¿Se refiere al tejado o a su carrera?

Respuesta. Al cine. Yo quiero ir despacito y con buena letra. Pero estoy pillao con este tinglao. Hace cinco años, ni lo pensaba. Iba al cine y no veía más allá de la pantalla. Ahora tengo más capacidad de análisis y me intereso por el cine español.

P. ¿Cómo es eso de subirse al tejado?

R. Vivo en una buhardillita, salgo por la ventana, subo por la cañería y me paso horas pensando y mirando el cielo. En Madrid se ven muy bien las estrellas; Barcelona, por la humedad, siempre tiene una especie de neblina.

P. ¿Qué Madrid ha conocido rodando Taxi?

R. Un Madrid muy nocturno, bastante marginal y muy duro, porque la película es bastante cruda. Hemos rodado por la calle de Alcalá, junto al edificio Metrópolis, por toda la M-30, Colón, el Viaducto y sitios de las afueras que nunca había visto y cuyos nombres se me han olvidado.

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P. ¿Sabe que no todos los taxistas gozan de buena fama?

R. Porque hay muchos. Hasta que me compre una motillo siempre voy en taxi porque el metro me agobia. Una vez, un taxista me comentó. que en su coche no viajaba nadie que no compartiera sus ideas fascistas. Le dije: "Jefe, pues pare que me bajo". Lo jodido que tienen es que empiezan a contarte su vida y muchas veces no te apetece hablar.

P. ¿Le preocupa la rivalidad Barcelona-Madrid?

R. Nada. Ni en el fútbol. Soy del Barça porque nací allí y por mi padre. Barcelona es una ciudad muy organizada, pero Madrid está muy bien. Es curioso, parece que la han llenado tirando las casas desde un avión. Como te pierdas conduciendo, lo llevas claro, pero da gusto salir a tomar cañas.

P. ¿Necesita Madrid las luces de Vittorio Storaro?

R. Madrid, no sé; pero todo lo bueno para una película no es que sea imprescindible, pero si se tiene, mejor.

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