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Entrevista:

"Berlusconi ha fracasado en política porque las televisiones crean olas de opinión que duran poco"

Eugenio Scalfari (Civitavecchía, 6 de abril de 1924) es una de las personalidades que más carácter han imprimido al periodismo italiano del último medio siglo. Iniciado en la profesión en Il Mondo de Mario Pannunzio, clave para la intelectualidad progresista en la posguerra, diputado socialista entre 1968 y 1972, el pasado 22 de abril dimitió como director de La Repubblica, diario que él mismo fundó hace exactamente 20 años. Scalfari seguirá colaborando como articulista.Pregunta. Su periódico ha luchado durante dos décadas por llevar el centro izquierda al Gobierno. ¿No es paradójico que se vaya en el momento del triunfo?

Respuesta. Yo no diría en el momento del triunfo, ya que hemos apoyado valores políticos y morales, pero no nos hemos identificado con una mayoría política específica. Mi retirada no debe ser relacionada con estas cosas. Tanto es así, que fue anunciada antes de que los resultados electorales se conocieran.

P. Toda renuncia implica, al menos conceptualmente, un cierto grado de derrota. ¿Es así en su caso?

R. No es este caso. Cuando se dirige durante 20 años, como yo he hecho, un periódico del peso de La Repubblica y cuando se ha llegado, como es mi caso, a la edad de 72 años, hay que tener la humildad de entender que cada cual tiene su tiempo y que la capacidad de interpretar una nueva situación requiere personas más jóvenes y frescas. No se trata de una derrota.

P. En Encuentro con Yo, su penúltimo libro, escribe usted: "Puedo repetirme y quizás pensar y hacer las cosas mejor; mejor, pero no distinto. No dejo nada sin realizar, en los límites de lo que he podido y sabido". Habla más bien de un final absoluto.

R. Las razones por las que he decidido abandonar mi posición son tres, fundamentalmente. Una, la comprensión de que la propia capacidad de desarrollar el oficio se ha agotado. La segunda es la ambición de que el diario que uno ha fundado y dirigido no esté ligado a una persona. La tercera razón es que, durante mi vida profesional, siempre he tenido funciones importantes. He trabajado siempre en periódicos que he creado, como L'Espresso, que fundé con otros amigos en 1955 y donde tuve siempre un papel prominente como consejero delegado y director hasta que fundé La Repubblica, en 1976. He vivido esos papeles, que nadie me ha regalado, un poco como la tortuga que construye su propio caparazón. Llegado a mi edad, quiero vivir mis últimos años sin funciones, para ver qué tipo de persona hay bajo el caparazón.

P.: ¿Cómo ha cambiado el periodismo en Italia durante los 50 años de su carrera?

R.: Muchísimo, porque los periódicos, que hoy son la parte más incisiva de la comunicación escrita, hace 50 años eran momias. El único periodismo vivo de aquellos años era el de los semanarios. La verdadera novedad de La Repúbblica es que yo llevé la experiencia del periodismo semanal al diario y fue una transformación traumática, porque, 10 años después, todos los diarios italianos han cambiado. Es el mérito de La Repubblica.

P.: También Italia ha cambiado muchísimo.

R.: Y tanto. Piense que, a comienzos de los años cincuenta, el 42% de la población activa trabajaba en la agricultura. La transformación en una de las grandes potencias industriales de occidente ocurrió entre el 1950 y 1080, y fue tumultuosa, traumática, con una enorme emigración del campo a la ciudad y, en particular, del. sur hacia el norte.

Innovación

P.: El hecho de que La Repubblica forme hoy parte de un conglomerado empresarial industrial, con una vocación audiovisual, ¿Le hace temer que su periódico se difumine en una gran unidad económica?R.: No lo veo como amenaza. Lo veo como una innovación tecnológica inevitable que no tiene sentido intentar detener. Yo no creo que los periódicos vayan a desaparecer bajo el peso de las televisiones. La televisión crea grandes olas de opinión, pero las olas, como sabemos, tienen vida breve, se rompen. Los periódicos no tienen esa capacidad. Pero, si están bien hechos y responden a un proyecto, crean estructuras de opinión que crecen con gran lentitud y no se rompen fácilmente. Es una mayoría que no se deshace, no la ola de Berlusconi, que se ha roto en dos años.

P.: ¿Berlusconi ha fracasado porque la televisión no es una fábrica infalible de políticos? ¿O porque la ha usado mal? ¿O por las normas estrictas de igualdad de acceso a los medios?

R.: Ciertamente, no por la tercera razón, porque esas normas han funcionado poquísimo. Tampoco puedo decir que haya utilizado mal el medio. Ha fracasado porque las televisiones, repito, crean olas, pero de corta duración. Luego, porque Berlusconi y parte de los que llegaron con él eran empresarios. Ahora bien, gestionar una empresa y gestionar un Estado son operaciones distintas.

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