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Los independentistas corsos dan un ultimátum a París para que en 15 días dé soluciones políticas

Enric González

El proceso de paz en Córcega quedó ayer en suspenso. El Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC), Canal histórico, anunció el fin de "todo contacto con el Gobierno francés" y dio 15 días a París para demostrar "con hechos concretos" su "voluntad de alcanzar soluciones políticas". El comunicado del FLNC histórico, el más radical de los grupos violentos de la isla, hace temer el fin de una tregua que duraba desde enero. El ministro del Interior francés, Jean Louis Debré, que había basado toda su estrategia frente al problema corso en el diálogo con los históricos, no quiso hacer comentarios.

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Inmediatamente después de ser emitido el comunicado, comenzó una larga noche de violencia en la isla. No hubo muertos ni heridos, ni detenciones, pero sí muchos disparos. La gendarmería de Ajaccio fue tiroteada (la policía encontró más de 400 casquillos), al igual que el Palacio de Justicia, donde además fue desactivada una carga explosiva. El cuartel de infantería de Porto Vecchio también fue ametrallado.En París y en Córcega el anuncio del FLNC Canal histórico y la reapertura de los hostigamientos causaron una inmensa sorpresa. La tregua iniciada por los terroristas el 12 de enero, por tres meses, y prorrogada por seis meses más el 12 de abril, había resistido incidentes tan grandes como el tiroteo entre históricos y policías que, el 16 de abril, causó un muerto y un herido por cada bando. El diálogo, absolutamente secreto, parecía acercarse a algún resultado. Nadie esperaba que, sin señales previas, el FLNC histórico lanzara un mensaje de tan inusual dureza.

La dirección de los históricos no sólo amenaza con romper definitivamente el diálogo. Abre además la puerta al retorno de la violencia indiscriminada, al afirmar: "'Habida cuenta de las provocaciones policiales y judiciales, damos orden a nuestros, militantes de responder con las armas a toda tentativa de detención". Son palabras que retrotraen al ambiente de 1991, año en que 40 personas murieron a causa de la violencia política y llegó al paroxismo la guerra eterna dentro del movimiento nacionalista, herencia de las vendettas y las guerras de clanes que han marcado la historia de Córcega.

En la sede de A Cuncolta Naziunalista, vitrina legal del FLNC histórico, se justificaba ayer el cambio de actitud por el supuesto "terrorismo de Estado practicado desde París". "La policía y los jueces se niegan a investigar y aclarar los asesinatos cometidos contra nuestros militantes y, en general, el Gobierno francés practica una política desastrosa respecto a Córcega", declaró François Santoni, secretario general de la Cuncolta. "Por supuesto, seguimos la recomendación del comunicado y rompemos todo contacto con el Gobierno francés y sus representantes", agregó Santoni.

En París se pensaba ayer que la quiebra del diálogo podía estar relacionada con 12 detenciones practicadas el lunes en la localidad corsa de Balagne. Investigando una violación, la policía había sometido a escuchas varios números de teléfono, cruzándose con un caso de tráfico de armas. Entre los detenidos por uno o ambos delitos -el sumario es secreto- figuraban al parecer dos militantes del FLNC histórico. "Nada que ver con ese incidente", comentó escuetamente François Santoni.

El ultimátum del FLNC histórico deja en una posición muy delicada y con muy poco margen de maniobra al ministro del Interior, Jean Louis Debré, quien había apostado por el diálogo con este grupo en perjuicio de otras formaciones nacionalistas más moderadas. Debré guardó ayer un mutismo absoluto sobre el asunto, hasta el punto de obligar a uno de los diputados de su partido (Reagrupación para la República, gaullistas) a retirar una pregunta en la Asamblea Nacional acerca de la crisis corsa.

En nombre del diálogo, el ministro había aceptado incluso la brutal demostración de fuerza realizada por los históricos en enero, cuando anunciaron la tregua: 600 hombres encapuchados y armados con modernísimos fusiles ametralladores, morteros y lanzagranadas, ofrecieron una rueda de prensa en un monte de la isla. Al día siguiente, Debré inició su primera visita oficial a Córcega, afirmando ante una judicatura y una policía absolutamente desmoralizadas que "la ley y el orden republicanos" imperaban en la isla.

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