"Hay que acostumbrarse a tener empleos para los que nos sobran estudios"

Verónica Alcázar es una de esas jóvenes sobradamente preparadas que, sin embargo, aún no le ha arrebatado a nadie su despacho y su coche oficial. Pero si el nuevo modelo de mujer europea coincide con su perfil, ya pueden temblar unos cuantos porque esta madrileña de 28 años que acaba de ser galardonada con el premio La nueva mujer europea que patrocina el Parlamento Europeo en España es una apasionada de la política que ya ha empezado a recibir ofertas de trabajo. En cualquier caso, ella es de la opinión que los de su generación deben cambiar la mentalidad y empezar a comprender que hay conformarse con empleos modestos que no se correspondan con tan altos niveles de preparación. Al premio de este año -Renfe y Arthur Andersen también colaboran- se presentaron 2.000 mujeres españolas menores de 30 años, de entre las cuales se hizo una selección previa de 200. Criba tras criba, a base de cuestionarios sobre Europa y entrevistas personales realizadas por un jurado formado en su mayoría por políticos y periodistas, Verónica Alcázar Gamarra ha logrado alzarse con el triunfo. Desde que se lo otorgaron, hace menos de un mes, dice que no para de aprender y que ha empezado a recibir ofertas interesantes.

Licenciada en Ciencias Políticas con la especialidad de Sociología Política, Verónica Alcázar sigue preparándose. Ha trabajado ya en distintas empresas en los sectores de publicidad y márketing con vistas a profundizar en su pasión política y prepara la tesis doctoral en el Instituto Ortega y Gasset sobre la aportación política de las mujeres españolas a la transición. Porque Verónica Alcázar es profundamente feminista y si algún día logra dedicarse a. la política le gustaría trabajar en el ámbito de la mujer. "Sufrimos un retraso importante respecto al resto de las mujeres europeas", explica. "La consideración de la mujer es más avanzada fuera y carecemos de figuras importantes del pensamiento político profundo como hay en Italia, en Alemania o en Francia".

A pesar del "ridículo que ha hecho Europa con el conflicto y el proceso de paz de la ex Yugoslavia", Verónica Alcázar cree en la Unión Europea. "En la medida en que se fortalezca la unión, Europa es lo que da estabilidad a un país", dice. "Es una garantía de paz".

Verónica Alcázar se considera parte de una generación indefinida por culpa de la cronología, "Cuando Franco murió yo tenía siete años y cuando empecé a entender las cosas ya se había hecho la transición política", explica. "Así que los de mi generación nos hemos perdido un poco todo. La siguiente generación a la mía, esa a la que absurdamente llaman Generación X, es diferente. Se ha movilizado más. Creo que, en general, los jóvenes de ahora somos más solidarios -las ONG están formadas fundamentalmente por gente joven- De alguna manera estamos volviendo al espíritu de Mayo del 68".

En mayo de 1968, Verónica Alcázar acababa de venir al mundo. Sus padres y la generación que les siguió han hecho posible, dice, gente como ella. Gente muy preparada que superó con creces el complejo español de desconocer, por ejemplo, cualquier idioma extranjero, pero que se desespera ante el incierto futuro laboral. "Tenemos que darnos cuenta de que hay que cambiar de mentalidad", dice. "Que no es posible, acceder a los puestos de trabajo para los que estamos preparados y que no se nos deben caer los anillos por desempeñar empleos más modestos".

El premio anual a la mujer europea está dotado con 1,5 millones de pesetas. Un dinero que le viene bien a la ganadora para poder seguir con su tesis y comprarse otro ordenador porque el suyo se ha quedado, dice, muy desfasado.