La violencia cae sobre Pamplona
Cientos de alborotadores han causado este año daños por valor de 400 millones
La violencia callejera organizada está castigando Pamplona muy duramente en los últimos meses. Cientos de jóvenes radicales próximos a Herri Batasuna, perfectamente sincronizados, han protagonizado desde enero los más graves atentados contra bienes, públicos y privados que se recuerdan en la comunidad desde que la organización terrorista ETA viera fracasar sus sucesivos intentos de resucitar el comando Nafarroa, años atrás. La violencia de los disturbios ha sido tal que ha sorprendido al Gobierno de Navarra, al Ayuntamiento de Pamplona y a los propios mandos policiales, cuyo máximo responsable, el delegado del Gobierno, César Milano, se vio obligado a crear dos grupos especiales de funcionarios para investigar las algaradas y poner a sus dirigentes y autores a disposición de la justicia.A la espera de que las palabras de Milano tomen cuerpo ("estoy completamente seguro de que se detendrá a los responsables de estos grupos como fruto de la labor policial") lo cierto es que, de momento, las directrices de fomento de la violencia de los grupos X está dando sus frutos en esta ciudad: más de 400 millones de pesetas en daños materiales, 27 jóvenes encarcelados en la prisión provincial de Pamplona acusados de alteración del orden público y estragos según el balance de las Gestoras pro Amnistía (17 de cuyo miembros permanecen en la cárcel), múltiples detenidos y heridos, un grado de alarma social creciente y el dolor acumulado en decenas de familias cuyos hijos, en muchas ocasiones menores de edad, sólo se han librado de pisar la cárcel por primera vez mediante el pago de importantes fianzas económicas.
Un cóctel explosivo que genera miedo, inhibición inversora, una mala imagen externa de la ciudad y que, según ha señalado el consejero de Presidencia e Interior del Gobierno de Navarra, Federico Tajadura, está empezando a "crecer paulatinamente en intensidad".
"Las órdenes de KAS para propalar la violencia de los grupos Y, ya prácticamente desaparecidos, mediante bombas de fabricación casera, y X, mediante algaradas y cócteles mólotov, son viejas. Se dieron en 1992. Desde entonces han existido estos grupos, si bien es cierto que en Pamplona y en los últimos meses hemos asistido a una creciente gravedad en Ia estrategia de sus ataques, con el objetivo de provocar grandes pérdidas económicas y sociales, y con una virulencia desconocida hasta ahora y que no se ha dado en el País Vasco", subraya César Milano.
El delegado del Gobierno considera las cinco horas de enfrentamiento vividas en la madrugada del pasado 5 de mayo, durante unas fiestas vecinales en el barrio pamplonés de Chantrea, como un punto culminante de esa espiral. "Había llegado mucha gente de fuera. Los vecinos nos han confirmado que los contenedores de basura escondían piedras y cócteles y se llegaron a juntar unos cuatrocientos radicales atacando a la policía y destruyendo todo a su paso".
El barrio fue un campo de batalla y la policía tuvo que pedir la ayuda de un helicóptero, llegando desde Bilbao, para iluminar las calles del barrio en persecución de los agitadores. En una noche, casi 30 millones en pérdidas y un piso incendiado durante los disturbios. Antes fueron los 300 millones de pérdidas del concesionario Lipauto de Renault, en la localidad cercana de Burlada (15 trabajadores al desempleo), o los 40 de los autobuses urbanos quemados en un solo fin de semana.
Navarra ha sufrido también en este intervalo el sabotaje de las obras del embalse de ltoiz (mil millones de pérdidas, 303 traba adores afectados y sus ocho autores, encarcelados), realizado por el colectivo autodenominado Solidarios con Itoiz.
"Estos grupúsculos pretenden hacer daño al pueblo de Pamplona a través del ataque al mobiliario urbano, al propio Ayuntamiento o a todo lo que se les ponga por delante, porque la sociedad rechaza sus métodos y sus objetivos", indica el alcalde de la capital navarra, Javier Chourraut, de Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN). "Sin embargo, su violencia es anecdótica y no debe empañar la imagen de nuestra ciudad, elegida como uno de los tres. ejemplos de ciudad más habitable de España y muy fiable en sus niveles de seguridad ciudadana",añade.
El alcalde, no obstante, reconoce que la crispación ha aumentado y reflexiona sobre la tremenda juventud de sus protagonistas. "Muchos de esos chavales apenas tienen 13, 14 o 15 años. Yo insisto en el llamamiento a sus familias para que mediten lo que está pasando".
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