ESO: para todos y en todo el territorio
Los Movimientos de Renovación Pedagógica (MRP) hemos mantenido una postura crítica ante la reforma educativa, aunque hemos apoyado sus aspectos progresistas. De entrada, hay que decir que defendemos una etapa de educación obligatoria entre los 12 y los 16 años: no estamos 11 contra la ESO". Lo que más nos preocupa tiene que ver con algo que debiera suponerse en una etapa obligatoria: el que, de hecho, sea una educación para toda la población (comprensividad) y que responda a las peculiaridades de cada territorio (especialmente, en el medio rural).Si ya en la EGB se daban procesos selectivos, la ESO puede heredar de la antigua secundaria su vocación de preparar a una minoría de la población (de las clases acomodadas, no lo olvidemos) para proseguir los estudios, o ser vista como una simple reestructuración de las actuales enseñanzas medias. Los temores a la "egebeización" o al "descenso de niveles" que ciertos sectores expresan son sostenidos por esta concepción elitista (e idealizadora de la situación actual, pues muy pocos de los conocimientos impartidos en las aulas quedan efectivamente incorporados al saber y aún menos al "saber hacer" del alumnado).
Es preocupante, por el contrario, el que en muchos centros en los que se ha anticipado la ESO se produzcan tan altos porcentajes de suspensos: esto indica que las cosas no marchan bien y que se está aplicando la nueva etapa con criterios de "quien no llega que no moleste" (no se nos entienda mal: el derecho del alumnado consiste en aprender y en no ser excluido, no en ser aprobado sin más).
Además de errores, contradicciones y una insuficiente financiación, se observan problemas como la continuación de la exclusión y la selección socioeducativa, el academicismo, la estructura organizativa de los centros y la posibilidad de que se acabe favoreciendo a la enseñanza privada.
En el medio rural, verdad es que hay razones para las movilizaciones y verdad también que pueden utilizarse como excusa para no implantar, nunca, la ESO. También es verdad que la política educativa está realizada desde una óptica urbana y, a lo sumo, después se piensa cómo adaptarla al medio rural. En este caso, puede agravarse la desarticulación y marginación del medio rural. ¿Soluciones? Primero: no existe una solución única y general para el medio rural, o, mejor dicho, para los muy diferentes medios rurales. Segundo: la calidad de la educación en el medio rural debe ser igual o superior al resto, pero no supongamos que, siempre, calidad equivale a especialización y a centros de mayor tamaño. Tercero: debe preservarse el sentido de etapa de la ESO y combinarse con la necesaria cercanía entre el lugar donde se estudia y donde se vive. Finalmente, no hay que olvidar que las escuelas en el mundo rural cumplen una función social, al menos, en el sentido de ayudar a la permanencia de la población y que los habitantes del medio rural no pueden ser receptores pasivos de decisiones ajenas. Serían necesarios más institutos de menor tamaño y más secciones de secundaria, pudiendo contemplarse otras posibilidades (sin caer en localismos) y todo ello con la participación de la comunidad educativa.
Si, respecto a los temas abordados hasta aquí, no se ofrecen respuestas satisfactorias, tememos que en un futuro se hable del "fracaso de la reforma" achacando las causas a los escasos elementos renovados (y, con frecuencia, desvirtuados), cuando en realidad lo que habrá predominado será algo muy parecido a lo tradicional.
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